El presidente de Bolivia, Luis Arce, confirmó la crisis en la producción de gas natural. El país vecino, que supo ser un importante proveedor en el Cono Sur, advirtió por la inminente imposibilidad de abastecer a las ciudades industriales de Brasil, su principal comprador.

Y también trajo aparejado la caída en la producción de GLP, que se nota en la caída de la exportación al Paraguay, donde ahora predomina el butano argentino.

Según el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, la caída en las reservas de gas se debe en parte a la aplicación de los Impuestos Directos a los Hidrocarburos (IDH), que desincentivan la inversión de capitales extranjeros.

Esta situación no sólo impacta en la economía boliviana sino que lleva a los demás países del Cono Sur del continente americano a replantear sus estrategias de integración, para garantizar el abastecimiento de energía.

Oportunamente, en la Argentina avanza la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), que transportará el gas desde el yacimiento Vaca Muerta al resto del país. Por esta razón, el Gobierno argentino comunicó a Bolivia que en el 2024 se dejará de importar el recurso.

Cabe destacar que además de lograr la soberanía energética con el desarrollo de esta infraestructura, Argentina se posiciona como un potencial proveedor a las ciudades del sur de Brasil.

¿Qué pasa con el gas de Bolivia?
El mandatario boliviano explicó que desde 2014 “hay una declinación en la producción que lamentablemente ha ido cayendo hasta tocar fondo”. A ello agregó que el país “no tiene capacidad para producir más”. En ese año se producían 59 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd), mientras que ahora el nivel de producción no supera los 38 MMmcd.

Según denuncia Arce, en una clara crítica al ex presidente Evo Morales que profundiza la interna masista, de 2015 a 2019 no hubo grandes avances en la exploración. En el 2020, con la dictadura de Jeanine Áñez, no hubo en absoluto perforaciones para la explotación de gas ni se aprobaron nuevos proyectos.

En ese período, Bolivia pasó de ser el octavo exportador mundial al puesto decimoquinto. Cabe destacar que el gas natural fue el principal producto de exportación de las últimas dos décadas. A partir de la nacionalización, el hidrocarburo generó 38.000 millones de dólares, lo cual permitió la reducción de la pobreza en el país.

A partir del 2021, YPFB lleva a cabo el Plan de Reactivación del Upstream (PRU), que busca devolverle la relevancia al mercado boliviano de gas. “Estamos trabajando para que podamos revertir esta curva (descendente) de producción, creemos que en 2025 o 2026 vamos a poder encontrar un punto de inflexión (favorable)”, afirmó al respecto Dorgathen.

En cuanto al abastecimiento del mercado interno, las autoridades afirman que aún puede ser garantizado, ya que el consumo es de 12 MMmcd, mucho menor a lo que se produce. Frente al cese de las importaciones de la Argentina por el GPNK, YPFB comunicó que busca mercados “más interesantes” en el oeste brasileño.

La oportunidad para la Argentina.
El presidente Alberto Fernández celebró la inauguración del primer tramo del prometedor gasoducto que transportará el hidrocarburo desde el yacimiento Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, para abastecer distintos puntos del país.

Además de alcanzar la soberanía energética al terminar con la dependencia del gas importado de los yacimientos de la YPF boliviana, Argentina tiene la oportunidad de convertirse en un exportador del recurso.

Es el caso de Brasil, que frente a la merma de la producción del gas de Bolivia ve en Argentina un potencial proveedor. Sobre todo en lo que refiere a las ciudades de gran producción industrial y consumo como San Pablo, Belo Horizonte y Porto Alegre.

En este sentido, el presidente de Petrobras, Jean Paul Prates, sostuvo que el desafío es conectar estas ciudades brasileñas con las reservas de los países vecinos. “Somos un gran mercado rodeado de reservas de gas”, declaró.

Fuente: americaglp.com