Imagen: Surtidores Latam

El tráfico de combustibles en las fronteras del Perú se convirtió en un desafío complejo que afecta varios aspectos fundamentales del país: la economía, la seguridad y la sostenibilidad de las empresas de Grifos y Estaciones de Servicio formales.

En las regiones limítrofes tanto con Ecuador como con Bolivia, esta práctica ilícita deforma cada día las dinámicas comerciales, reduciendo la demanda de combustibles vendidos de forma legal y creando una competencia desleal que perjudica a los distribuidores formales y al Estado.

Al respecto, Surtidores LATAM dialogó sobre el tema con el consultor en gestión empresarial con años de experiencia en el sector de los combustibles, Daniel Cabrera Ortega quien sostiene que esta práctica genera una serie de consecuencias negativas para las economías locales y nacionales, y requiere atención urgente.

Uno de los principales problemas señalados por Cabrera es la “deformación de las economías de las zonas fronterizas”. En ese sentido explicó que en lugares como Tumbes, cuya proximidad a Ecuador debería generar una dinámica comercial activa, la demanda de combustibles es sorprendentemente baja debido al contrabando.

Prácticamente todo es abastecido desde Ecuador, donde los combustibles tienen precios subsidiados”, indicó. Asimismo indicó que una situación similar se vive en la región de Puno, donde el abastecimiento desde Bolivia afecta el mercado formal de la zona.

Esta realidad tiene implicancias directas en la economía nacional, de acuerdo a Cabrera quién remarcó que el tráfico de combustibles evade la carga fiscal impuesta por el gobierno peruano, afectando la recaudación tributaria y perjudicando la economía de las empresas formales, como Petroperú.

Tienen su principal refinería en el norte, cerca de Piura, pero enfrentan una competencia desleal por el ingreso de combustibles subsidiados desde el extranjero”, señaló.

Además, el experto señaló que el problema no se limita a una cuestión de mercado, sino que también tiene un impacto significativo en la seguridad. En ese sentido mencionó que el narcotráfico en Latinoamérica ha encontrado en el tráfico de combustibles una herramienta para financiar sus actividades ilícitas. “En el Perú se prohibió la producción de querosene porque se usaba para la elaboración de pasta básica de cocaína. Desde entonces se ha promovido el GLP como alternativa, aunque sea más costoso”, explicó.

Cabrera no descarta que el contrabando de combustibles también esté vinculado a operaciones del narcotráfico en las fronteras. Destacó que los altos niveles de inseguridad en Ecuador se reflejan también en el norte de Perú, aunque en menor grado. “En toda esa zona hay mucha actividad ilegal, lo que agrava el problema y dificulta las operaciones formales”, agregó.

Por último el referente señaló que el impacto de estas prácticas no solo se limita a Perú. En ese aspecto comentó ejemplos similares en otras fronteras de la región, como el caso entre Colombia y Venezuela. “Allí el ingreso de combustible barato desde Venezuela, donde los precios están subsidiados, ha generado un impacto devastador en las economías locales y en la sostenibilidad fiscal de Venezuela misma, que no puede sostener esos subsidios indefinidamente”, resumió Cabrera.

Fuente: Surtidores Latam