Las preocupaciones están aumentando en el mercado de GLP de Asia-Pacífico tras la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el 20 de enero, mientras los participantes esperan para ver si cumple su promesa de imponer un arancel de importación del 60% sobre los productos chinos.
Se espera que Trump utilice los aranceles comerciales como una herramienta para revitalizar la industrialización doméstica mientras reduce los déficits comerciales, pero el alcance y el momento de estas medidas aún son inciertos. Otra incógnita es qué tan rápida y severa será la represalia de Pekín si se introducen aranceles significativos sobre las importaciones de productos chinos. La preocupación para el mercado asiático de GLP es si este producto se verá involucrado, dado el creciente nivel de dependencia de China respecto a las exportaciones estadounidenses de propano y butano —e, incluso, etano— para su sector petroquímico en constante expansión.
Un aumento en los costos de propano como materia prima para los productores chinos de propileno en plantas de deshidrogenación de propano (PDH) podría hacer subir los precios de los productos petroquímicos aguas abajo. Los movimientos de precios de los futuros chinos de polipropileno (PP) están estrechamente vinculados con los precios del propano entregado en Asia bajo el Índice del Lejano Oriente de Argus. Cualquier aumento significativo en los precios de importación de propano podría, a su vez, elevar los precios del PP y potencialmente frenar la demanda, reduciendo los márgenes de PDH y, posiblemente, llevando a una racionalización en un sector que ya enfrenta dificultades.
Sin embargo, la decisión sorpresa del puerto de Shandong de prohibir la entrada de buques vinculados a Irán sancionados por Estados Unidos a principios de este mes ha sido vista ampliamente como un intento de apaciguamiento, tras el endurecimiento de la aplicación de sanciones por parte de Washington desde el tercer trimestre del año pasado. La noticia ha causado inquietud entre los participantes del mercado, considerando que 1 millón de toneladas de las 8,5 millones de toneladas de GLP descargadas de buques VLGC en Shandong, en el sur de China, se cree que provienen de Irán, según datos de Kpler. Washington añadió más de 130 buques a la lista de sanciones el año pasado, que incluye un total de nueve VLGC, según el corredor marítimo Fearnleys.
A pesar de ello, Pekín desestimó las sugerencias de que estaba haciendo concesiones a Estados Unidos. “China se opone firmemente a las sanciones unilaterales ilegales y la jurisdicción extraterritorial de Estados Unidos, que no tienen base en el derecho internacional ni autorización del Consejo de Seguridad de la ONU”, afirmó Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, tras el anuncio de la prohibición en el puerto de Shandong. La mayoría de los participantes del mercado asiático de GLP cree que Pekín responderá agresivamente a los aranceles de Estados Unidos, con represalias que incluirán el propano y butano estadounidenses. Sin embargo, muchos consideran que las exenciones arancelarias introducidas en 2020 seguirán vigentes debido a la dependencia de China del GLP estadounidense y a la situación económica actual del país.
Golpe económico
Los cinco principales productos estadounidenses importados por China en términos de valor entre enero y noviembre de 2024 fueron circuitos integrados electrónicos con 10.700 millones de dólares, seguidos de cerca por el GLP con 10.500 millones de dólares —10.100 millones para propano y 390 millones para butano—, y luego por la soya, vehículos automotores y turbinas de aviones con 10.100 millones, 6.800 millones y 6.300 millones de dólares, respectivamente, según datos de aduanas.
La importancia del GLP estadounidense ha generado preocupación entre muchos importadores chinos, temiendo que Pekín apunte a este producto para afectar los ingresos por exportaciones de Estados Unidos, incluso a costa de impactar su propio sector petroquímico. Las importaciones totales de GLP de China aumentaron un 11% en 2024, alcanzando 34,5 millones de toneladas frente a 31,1 millones en 2023, y un 89% desde 18,2 millones en 2017, según datos de Kpler. De este total, 17,8 millones de toneladas provinieron de Estados Unidos, mientras que 14,4 millones provinieron de Oriente Medio, con un aumento significativo del primero y una disminución del segundo.
Se espera que una reanudación de la guerra comercial eleve los costos de las materias primas para los operadores de PDH, que ya enfrentan márgenes débiles. China buscará apoyar el sector para evitar las consecuencias económicas del cierre de plantas. Sin embargo, el rápido crecimiento de la capacidad de craqueo a vapor y el lanzamiento de mega-refinerías de crudo a olefinas podrían aliviar las preocupaciones del gobierno, incluso brindándole la oportunidad de reducir su dependencia del propano estadounidense.
Fuente: Argus Media