Fuente: CNN
El Canal de Panamá es una hazaña extraordinaria de la ingeniería. Esta vía fluvial, que atraviesa 50 millas a lo largo del istmo de Panamá para conectar los océanos Atlántico y Pacífico, es una arteria clave del comercio mundial y una fuente de orgullo para los panameños. Pero está en problemas.
Sequías más frecuentes e intensas han puesto en crisis esta ruta vital para el transporte marítimo y han llevado a las autoridades a impulsar un controvertido plan para represar un río con el fin de garantizar su supervivencia, lo que significaría la inundación de los hogares de miles de personas.
Ahora, el Canal de Panamá se encuentra en la mira de la agenda expansionista del presidente Donald Trump. “Ya estábamos en una situación de inestabilidad… y entonces el presidente Trump aparece en escena”, dijo Osvaldo Jordán, politólogo radicado en Ciudad de Panamá.
Desde que asumió el cargo, Trump ha exigido que Estados Unidos tome el control del canal, negándose a descartar el uso de la fuerza militar. Ha afirmado falsamente que China opera el canal y ha criticado las tarifas “exorbitantes”.
Sin embargo, ha encontrado una fuerte resistencia. “La soberanía panameña sobre el canal es clara. No hay discusión sobre este tema. El alma de un país no está en debate”, declaró en enero el presidente de Panamá, José Raúl Mulino.
No está claro cuán seria es la amenaza de Trump, o incluso cómo EE.UU. podría tomar el control del canal en la práctica. Sin embargo, los expertos advierten que podría enfrentar más dificultades de las que espera si asume la responsabilidad de administrar una vía fluvial global que lucha por evitar una crisis en una nueva era de condiciones climáticas extremas.
Los intereses de EE.UU. han estado entrelazados con el Canal de Panamá por más de un siglo. EE.UU. construyó el canal entre 1904 y 1914 y lo administró durante décadas.
A finales de la década de 1970, en medio de una creciente oposición al control estadounidense, EE.UU. acordó transferirlo a Panamá, que finalmente asumió el control total en 1999 a través de la Autoridad del Canal de Panamá, una agencia estatal autónoma.
Actualmente, el canal transporta más del 3% del comercio marítimo mundial. Gestionarlo es una tarea extremadamente compleja.
Es “básicamente un elevador de agua”, explicó Ilya Espino de Marotta, subadministradora de la Autoridad del Canal de Panamá.
Un sistema de esclusas interconectadas eleva los barcos unos 26 metros (85 pies) sobre el nivel del mar, permitiéndoles cruzar el Lago Gatún —uno de los mayores lagos artificiales de agua dulce del mundo— antes de descender nuevamente al océano.
Cada tránsito requiere una asombrosa cantidad de 50 millones de galones de agua del Lago Gatún, que no solo abastece el canal, sino que también proporciona agua potable a más del 50% de la creciente población de Panamá.
El Lago Gatún, junto con el Lago Alajuela, que también abastece el canal, depende completamente de las lluvias, explicó Marotta a CNN. Esto los hace altamente vulnerables a las sequías.
Panamá es uno de los países más lluviosos del mundo, pero es fuertemente afectado por El Niño, un fenómeno climático natural que tiende a reducir las precipitaciones en la región.
Históricamente, Panamá experimentaba eventos de sequía severa aproximadamente cada 20 años, señaló Steve Paton, jefe del programa de monitoreo físico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá. Sin embargo, en las últimas tres décadas, el país ha enfrentado tres sequías importantes.
En 2023 y 2024, una sequía intensificada por El Niño redujo los niveles del Lago Gatún a mínimos críticos, obligando a las autoridades del canal a reducir los tránsitos diarios de los habituales 36 a solo 24, interrumpiendo las cadenas de suministro globales.
“Es algo que nunca había visto antes”, afirmó el capitán Álvaro Moreno, piloto del Canal de Panamá desde 1995. Las temporadas secas severas ocurren con más frecuencia, dijo a CNN.
“La gran preocupación existencial es que esto es el cambio climático”, advirtió Paton. Los científicos aún intentan determinar si la crisis climática influye en los eventos de El Niño, pero tienen claro que está elevando las temperaturas y alterando los patrones de lluvia.
“Estoy viendo combinaciones de clima que no reconozco”, comentó Paton, quien ha estudiado los patrones climáticos de Panamá durante 30 años.
Las autoridades han buscado expandir el canal para responder al crecimiento del comercio global. En 2016, se completó un gran proyecto para aumentar la capacidad y agregar nuevas esclusas, permitiendo el paso de megabuques, incluidos buques estadounidenses que transportan gas natural licuado.
Pero el problema del agua solo empeoró. Para solucionarlo, la Autoridad del Canal de Panamá ha propuesto construir una represa en el cercano Río Indio para crear un nuevo embalse. El proyecto, valorado en 1.600 millones de dólares, tomará aproximadamente seis años en completarse.
“No sabemos cómo evolucionará el cambio climático”, reconoció Marotta, pero la autoridad del canal cree que este proyecto proporcionará estabilidad a la vía fluvial durante los próximos 50 años, enfrentando sequías más extremas y frecuentes.
Sin embargo, el proyecto es controvertido, ya que significaría la inundación de comunidades, desplazando a unas 2.300 personas y sumergiendo hogares, granjas, escuelas y clínicas de salud.
“Es una amenaza directa para las comunidades que han habitado y trabajado estas tierras por generaciones”, afirmó Alberto Agrazal, investigador social asociado a la Red de Ecología de la Iglesia Católica.
La autoridad del canal ha prometido reubicar a las personas afectadas y actualmente está en conversaciones con las comunidades locales. Sin embargo, un historial de desplazamientos forzados debido a proyectos del canal ha generado desconfianza, explicó Agrazal a CNN. La oposición es “fuerte y organizada”, agregó.
Incluso si la represa se construye con éxito, probablemente no será suficiente, advirtió Jordán, el politólogo. El canal también necesita una mejor gestión, incluyendo la protección de los bosques, la reducción de la contaminación y el control del crecimiento urbano descontrolado. Sin estos esfuerzos, “puedes hacer el proyecto del Río Indio y tres represas más, y aún así seguirá siendo un problema”, afirmó.
Mantener operativa esta ruta comercial global no es tarea fácil. Muchos piensan que el canal es como una máquina que se puede manejar simplemente girando una llave, señaló Jordán, “pero no es nada parecido… es una red extremadamente compleja”.
Es muy poco probable que Trump siquiera esté al tanto de los planes de Panamá para expandir el canal, dijo Ryan Berg, director del programa para las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos bipartidista. Es un proyecto a largo plazo y “Trump opera en el tiempo de Trump, lo que significa rápidamente”, explicó a CNN.
Aunque las amenazas de Trump de retomar el canal deben tomarse en serio, Berg cree que su retórica “expansionista y agresiva” está más orientada a obtener concesiones, como la reducción de peajes y la limitación de cualquier influencia china en el canal. “Ni siquiera está claro cómo podríamos recuperarlo”, añadió.
Aun así, las amenazas de Trump resuenan en Panamá, donde el canal es parte de su identidad nacional. Garantizar su supervivencia ante la crisis climática y la inestabilidad geopolítica es visto como una tarea exclusivamente panameña.
El canal no fue un regalo, “fue la devolución de lo que siempre fue de Panamá”, dijo Renate Sponer, de Ya es Ya, el capítulo panameño de la organización ambientalista internacional Scientist Rebellion. “Cualquier problema que enfrente debe ser resuelto por los panameños.”
Fuente: CNN