De acuerdo con la compañía petroquímica Repsol, el empleo del GLP como combustible comenzó a principios del siglo XX, tras comprobar que la gasolina sin refinar tendía a evaporarse con facilidad durante su almacenamiento. A partir de este hallazgo, se impulsó el desarrollo del GLP como carburante estable y aprovechable.
En su naturaleza, el GLP es un gas, pero puede pasar a estado líquido cuando se somete a bajas temperaturas y presiones. Esta característica facilita su manipulación en refinerías, así como su almacenamiento, transporte y posterior distribución al consumidor final.
En la movilidad, especialistas de Repsol señalan que el GLP puede aplicarse en distintos tipos de vehículos gracias a tecnologías adaptadas según el uso. Para automóviles ligeros y comerciales se emplea la tecnología bi-fuel, que permite alternar entre gasolina y GLP. En el caso de vehículos pesados y furgonetas, se utiliza la tecnología dual-fuel, que combina diésel con GLP.
Ventajas del GLP
El GLP no solo se ha consolidado como una alternativa viable en el ámbito energético, sino que también ofrece beneficios concretos en su aplicación para la movilidad. Según Repsol, su pureza y la posibilidad de aplicarlo directamente en procesos que requieren fuego lo convierten en un recurso altamente eficiente y adaptable.
Entre sus principales ventajas destacan:
- Combustible limpio: Al quemarse de forma completa, el GLP garantiza una combustión más eficiente, lo que reduce la presencia de residuos y mejora el rendimiento energético.
- Menor impacto ambiental: Este carburante prácticamente no genera emisiones de partículas y contribuye a disminuir la contaminación acústica, logrando hasta un 50 % menos de ruido en comparación con otros combustibles tradicionales.
- Mayor autonomía: Los vehículos con tecnología bi-fuel, al disponer de un depósito para gasolina y otro para GLP, pueden alcanzar autonomías de hasta 1.200 kilómetros, duplicando la distancia posible frente a un sistema convencional.
¿Cómo se obtiene el GLP?
El Gas Licuado de Petróleo puede generarse a través de dos procesos principales. Según información de Repsol, cerca del 60 % de la producción mundial proviene de la separación de las fracciones de butano y propano presentes en los yacimientos de gas natural, procedimiento conocido en la industria como Upstream.
El 40 % restante se obtiene mediante la destilación del petróleo crudo en refinerías, proceso denominado Downstream. Esta doble vía de producción permite garantizar el suministro de GLP a escala global, aunque la proporción entre ambas fuentes varía en función de la región y la disponibilidad de recursos.
Para los especialistas, a pesar de que se denomina gas licuado de petróleo, la principal fuente de origen a nivel mundial es el gas natural. Añaden que el proceso de licuado se logra al someter el gas a una presión moderada, entre 3 y 10 bar (unidad de medida de presión equivalente aproximadamente a la presión atmosférica al nivel del mar), lo que facilita su manipulación, almacenamiento y transporte hasta llegar al consumidor final.
Fuente: El Espectador