En las últimas semanas, gremios ligados a la venta del gas licuado de petróleo para uso doméstico (GLP-E) han advertido que los precios de este combustible podrían elevarse hasta los S/70 en caso no se renueve el subsidio con que el Estado, precisamente, adquiere sus productos.
Sucede que el Estado peruano, a través del Ministerio de Energía y Minas (Minem), intenta combatir la volatilidad de los precios internacionales del GLP mediante el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), una especie de bolsa que actúa como franja de precios para establecer el límite máximo que pagará el usuario final.
Pongamos un ejemplo práctico: supongamos que el Fondo de Estabilización establece un franja de precios de entre S/3 y S/5 para el kilogramo de GLP. Nadie puede cobrar menos ni más que eso en el mercado mayorista. Si un día el precio cae a S/1, el proveedor seguirá vendiendo a S/3, y esa diferencia de S/2 irá a la bolsa. El día que el precio suba a S/7, el proveedor no podrá cobrar más de S/5, pero ahora podrá tomar esa diferencia de S/2 de la bolsa para compensar la «pérdida».
El problema se da cuando el precio nunca baja. Entonces, la bolsa nunca se llena y, cuando toca pagarle al vendedor porque los precios rompieron el límite superior de la franja, el Estado se ve obligado a asumir el alza con recursos propios. Se convierte en un subsidio sobre la marcha, según el especialista de hidrocarburos, Erick García.
Ya el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) había advertido, en abril pasado, que existe una deuda de más de S/1.000 millones con los proveedores de este combustible en el Perú. Este «subsidio camuflado» tampoco es eterno, pues tiene fechas de caducidad: el actual vence este jueves 27 de junio, y por ello la presión de los vendedores de GLP por estos días, que buscan sea renovado para «no perder cuota de mercado», explica García.
«En todo el tiempo que el GLP y el Diésel han estado en el FEPC, el Estado ha compensado más de lo que las empresas han aportado, en una relación de 10 contra 1. Eso significa que, por más que se diga que es un fondo revolvente, es un subsidio. Y como cualquier otro subsidio, debería ser focalizado», refiere el también exdirector de Hidrocarburos del Minem.
De otro lado, hay que tomar en cuenta que el Fondo de Estabilización solo aplica para precios mayoristas, pues el mercado minorista sigue siendo libre, y atado a la decisión de muchos pequeños comercializadores. Por este motivo, explica García, es imposible determinar si va a costar o no S/70 en los próximos tres meses, pues se trata de libre mercado. Una posición discordante a la de la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL).
«Uno de los cambios importantes es que el FEPC solo se active cuando el país lo requiera. Se trata de un fondo estabilizador, no de un mecanismo para, únicamente, bajar los precios», agrega.
Masificar el gas natural vs. subsidiar el GLP: ¿Cuál es el camino?
Además, García también señala una responsabilidad falaz por parte del Gobierno peruano por retrasar la masificación del gas natural en las regiones de mayor densidad y con alto nivel de consumo de GLP en el Perú.
Explica que, los recursos que deberían destinarse para llevar un gas con precio regulado y barato para todos los peruanos, terminan yéndose para subsidiar otro gas más contaminante y por el que se paga precio internacional -pese a que el 80% de sus insumos salen de Camisea-.
Así, la demora en la masificación no representa más que una presión adicional sobre las arcas que administra el MEF año a año y por las que el ministro Arista deberá decidir, hasta este miércoles 26, si renueva la permanencia del GLP-E en el Fondo de Estabilización.
«Y ahora último, los gremios han mencionado que también se busca incluir el GLP-G (a granel), es decir, subsidiar el GLP para vehículos. Sería lo peor que podría ocurrir», sentencia.
Fuente: La República