La reciente gobernante asumió el compromiso de impulsar un gobierno honesto, sin corrupción, y enfocado en el crecimiento económico sostenible, la inversión privada y el respeto al medio ambiente.
Con la asunción de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México, se abre un nuevo capítulo político. En este sentido, la estabilidad en los precios de los combustibles ha sido una de las principales preocupaciones de los mexicanos en los últimos años.
En su primer discurso la mandataria reafirmó su compromiso, subrayando una de sus promesas más relevantes: «No aumentaremos el precio de las gasolinas, el diésel y el gas doméstico ni la electricidad en términos reales». Esta declaración, dirigida a aliviar las preocupaciones de millones de mexicanos frente a la volatilidad del mercado energético, busca garantizar que las tarifas de las Estaciones de Servicio, no impacten de manera negativa en el bolsillo de las familias.
Es importante remarcar que, los costos del petróleo fluctúan constantemente debido a factores como la oferta y demanda internacionales, conflictos geopolíticos y la transición hacia energías más limpias. Sin embargo, aunque Sheinbaum no puede alterar directamente estos valores, sí puede influir en la política fiscal, tal como lo hizo su predecesor Andrés Manuel López Obrador a través del subsidio del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
José Roberto Galindo Chávez, director de análisis económico de Petrointelligence, explicó a Surtidores Latam, que el precio final incluye el costo de la materia prima (la molécula), los márgenes de importación, los costos de logística, el margen de las estaciones de servicio y los impuestos.
Este sistema implica que cualquier variación en uno de estos componentes, ya sea por cambios en los valores internacionales del crudo o ajustes en el transporte, puede tener un impacto en el importe final del consumidor.
Cabe señalar que el 1 de octubre de 2024, la gasolina Magna se encontró en 17.33 pesos por litro, una cifra que se aleja del promedio nacional de 23.92 pesos por litro. Dos días después, el precio promedio de la Magna subió ligeramente a 23.90 pesos por litro, mientras que la Premium alcanzó los 25.34 pesos y el diésel los 25.46 pesos. Esto evidencia la volatilidad inherente del mercado, que seguirá existiendo independientemente del cambio en la administración presidencial.
Asimismo, la política de subsidios al IEPS, vigente desde hace varios años, es una herramienta clave en este sentido. El objetivo de esta, es amortiguar las fluctuaciones internacionales, protegiendo la economía familiar y evitando un incremento en la inflación.
Por su parte, Sheinbaum ha dejado claro que su gestión se guiará por principios fundamentales: «Nuestro gobierno será honesto, sin incluyentismo, sin corrupción ni impunidad, con austeridad republicana, disciplina financiera y fiscal, mantendremos la distinción entre el poder económico y político, y trabajaremos por el interés supremo de México y la nación».
Según especialistas, este enfoque busca consolidar un país donde el crecimiento económico y la justicia social puedan avanzar de la mano, marcando el rumbo hacia un desarrollo sostenible y equitativo en el largo plazo.
Fuente: Surtidores Latam – Sol Bermo