El Gas Licuado de Petróleo (GLP) es una de las fuentes de energía más relevantes para la vida cotidiana de millones de familias en América Latina. Presente tanto en áreas urbanas como en las comunidades rurales más remotas, este producto garantiza el acceso a una energía limpia, segura y de bajo costo. Aunque puede parecer simple a primera vista, la cadena de suministro del GLP involucra un engranaje logístico y regulatorio complejo, que va mucho más allá del llenado de cilindros y su entrega al consumidor final.

Sabemos que la discusión sobre el modelo de marca en la distribución del GLP no es nueva. De vez en cuando, reaparecen teorías que proponen soluciones fáciles, presentadas como innovaciones capaces de reducir costos y modernizar el sector. Sin embargo, la experiencia demuestra que esas ideas ya se han probado en otros mercados y solo resultaron en deterioro, pérdida de calidad y desorganización de una cadena que, en América Latina, es virtuosa y vital. No se trata solo de eficiencia regulatoria o económica: millones de familias latinoamericanas dependen del buen funcionamiento de esta industria para tener acceso seguro y confiable a la energía en su vida diaria.

En este contexto, la marca estampada en los cilindros se revela como un pilar esencial. Garantiza seguridad, trazabilidad, responsabilidad legal y confianza para el consumidor final, funcionando como un resguardo frente a soluciones improvisadas que amenazan la integridad de un mercado sólido y eficiente.

La marca como garantía de seguridad y confianza

Más que un elemento comercial, la marca grabada en relieve en los cilindros es un verdadero sello de responsabilidad objetiva. Al vincular a la empresa distribuidora con el recipiente en todas las etapas de su ciclo de vida, la marca asegura que el consumidor recibe un producto seguro y debidamente controlado. En un sector donde la seguridad debe ser absoluta, este vínculo evita la existencia de “cilindros huérfanos”, sin responsables definidos, que pueden poner en riesgo tanto a los consumidores como a los trabajadores de la cadena de distribución.

La experiencia internacional demuestra los peligros de flexibilizar esta norma. En países que permitieron el llenado de cilindros de diferentes marcas por empresas sin vínculo directo, los resultados fueron trágicos. Un ejemplo emblemático ocurrió en Nigeria, en 2015, cuando una operación de llenado remoto terminó en una explosión que cobró la vida de más de 100 personas. El episodio dejó claro que la ausencia de la marca como nexo de responsabilidad abre brechas para prácticas inseguras, competencia desleal y degradación de la confianza pública.

El BCRM y su relevancia para América Latina

En América Latina, países como Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú y Uruguay, entre otros, han consolidado la adopción del Branded Cylinder Recirculation Model (BCRM), o Modelo de Recirculación de Cilindros con Marca. Se trata de un sistema en el cual cada cilindro siempre regresa al propietario de la marca después de su uso, garantizando que sea inspeccionado y, si es necesario, reparado y recalificado antes de volver al mercado. Este modelo ha creado un estándar de excelencia que asocia directamente la marca con el compromiso con la seguridad.

La simplicidad del BCRM también es su fortaleza. El bajo costo de trazabilidad ofrecido por la marca grabada en el acero elimina la necesidad de soluciones costosas o complejas. Es un sistema robusto y accesible, capaz de funcionar eficientemente incluso en mercados vastos y heterogéneos como los de América Latina. Además de proteger al consumidor contra prácticas ilegales, la recirculación aporta previsibilidad logística y asegura una competencia justa entre las empresas.

Sin embargo, no faltan propuestas que buscan sustituir este modelo sólido por sistemas tecnológicos de rastreabilidad, como chips electrónicos o códigos QR. Los defensores de estas soluciones argumentan que podrían prescindir de la marca, pero la realidad es que tales tecnologías nunca se han probado en mercados con portabilidad libre y en la escala de países como Brasil. En la práctica, su implementación implicaría altos costos de fiscalización, haría inviable la aplicación de las leyes y abriría espacio a la infiltración de capital ilícito en un sector hasta ahora caracterizado por estabilidad y confianza. El riesgo sería reproducir en el GLP problemas ya conocidos en el mercado de combustibles líquidos, donde la fragilidad del control regulatorio fomentó la evasión fiscal, la informalidad y la ilegalidad. En este sentido, la modernización del sector no consiste en sustituir la marca, sino en reforzarla y combinarla, de manera complementaria, con tecnologías debidamente probadas y reguladas.

El ejemplo brasileño como referencia regional

Brasil, el mayor mercado de GLP doméstico de la región, es un ejemplo de cómo la madurez regulatoria no significa atraso, sino eficiencia y solidez. Con más de 70 años de experiencia, el sector brasileño llega al 100% de los municipios del país, garantizando acceso universal a una fuente energética esencial. Desde la implementación del Programa Nacional de Recalificación e Intercambio de Cilindros, en 1996, los índices de accidentes disminuyeron y la vida útil promedio de los cilindros aumentó de aproximadamente 40 a 72 años, resultado directo de las rutinas de inspección y de la responsabilidad asociada a la marca.

Este historial demuestra que la regulación basada en la marca genera beneficios concretos para la sociedad. Contrario a la percepción de que un sistema consolidado estaría obsoleto, la experiencia brasileña demuestra que la tradición y la innovación pueden caminar juntas. La longevidad de los cilindros redujo desperdicios y costos, garantizando sostenibilidad ambiental y económica, al mismo tiempo que reforzó la confianza del consumidor, quien reconoce en la marca una señal inequívoca de procedencia y calidad.

Conclusión

La marca en el cilindro de GLP no es una barrera de entrada; es un mecanismo regulatorio y social que sustenta la seguridad energética, garantiza la trazabilidad, fortalece la confianza del consumidor y promueve la eficiencia económica. La experiencia latinoamericana, especialmente la brasileña, demuestra que el vínculo entre marca y responsabilidad legal crea un mercado sólido, inclusivo y competitivo, capaz de atender con calidad y seguridad incluso a los territorios más remotos.

En un escenario en el que los discursos de modernización intentan imponer soluciones tecnológicas aún no probadas, es fundamental recordar que la marca sigue siendo la base más segura, eficiente y sostenible para la industria del GLP. Es esta solidez la que permite a América Latina no solo mantener altos estándares de calidad, sino también ofrecer al consumidor lo que más importa: la certeza de estar frente a un producto seguro, confiable y que respeta su vida y bienestar.

Fuente: Agência EIXOS