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El Gas Licuado de Petróleo gana terreno y alcanza una cota de mercado del 5,85%, frente al 4,21% del diésel.

Los vehículos propulsados por GLP superan en matriculaciones a los diésel en España. Un cambio que evidencia la demonización que ha sufrido el gasóleo, ya que hablamos de un carburante con unas ventajas imbatibles en cuanto a eficiencia y consumo, además de ofrecer en la actualidad motores tanto o más respetuosos con el medio ambiente como el resto de modelos de combustión que hay en el mercado. Pese a que el GLP es una buena alternativa por su bajo coste, no tiene comparación con el diésel en cuento a consumo, y autonomía total; aunque la campaña de desprestigio y la falta de una etiqueta ECO han desequilibrado la balanza en favor del gas.

Según datos de la DGT y ANFAC, el punto de inflexión se produjo en noviembre de 2024, cuando los turismos nuevos alimentados por Gas Licuado de Petróleo alcanzaron una cuota del 5,85%, por encima del 4,21% del diésel. Los datos de matriculaciones de agosto de 2025, publicados recientemente por ANFAC, confirman que la tendencia se mantiene. El diésel continúa en cifras marginales y lejos de los niveles previos a la pandemia, mientras el GLP consolida su lugar como única alternativa no electrificada que gana cuota de mercado. La cuota del es del 5,8% y se mantiene estable mientras que la del diésel sigue siendo del 4,2% y cayendo.

Este giro tiene implicaciones de fondo. No se trata solo de cifras, sino de una reconfiguración del mercado en favor de tecnologías más económicas y con menos restricciones. Y ahí, el GLP ha encontrado su oportunidad para consolidarse como una alternativa real y eficiente a los combustibles tradicionales.

El cambio de tendencia no ha sido repentino, sino progresivo. El diésel ha ido perdiendo peso año tras año, lastrado por un discurso social cada vez más crítico, el endurecimiento de las normativas medioambientales y la pérdida de beneficios fiscales. En 2020 todavía representaba un 19,8% del mercado, pero en 2024 su cuota se ha desplomado hasta poco más del 4%.

En paralelo, el GLP ha ido ganando terreno de forma constante. No solo se beneficia de una imagen más limpia, sino también de ventajas tangibles para el usuario:

  • Cuenta con etiqueta ECO de la DGT, lo que permite el acceso sin restricciones a las Zonas de Bajas Emisiones.
  • El precio del combustible es sensiblemente más bajo que el de la gasolina y el diésel, con ahorros que pueden superar el 40% en cada repostaje.
  • La instalación de un sistema GLP permite mantener un coche gasolina convencional con las mismas prestaciones, pero con un menor impacto ambiental y un coste por kilómetro inferior.

Además, a diferencia de otras tecnologías emergentes, el GLP no requiere una gran inversión inicial ni depender de infraestructuras complejas como los puntos de recarga eléctrica. Y aunque no es una solución cero emisiones, sí representa un equilibrio razonable entre sostenibilidad, coste y usabilidad en el uso diario.

Alternativa a los eléctricos

En un contexto en el que la electrificación avanza, pero sigue enfrentando barreras como el precio, la autonomía o la infraestructura de carga, el GLP se posiciona como una opción intermedia que ya está funcionando a gran escala.

No es casualidad que sea la única alternativa no electrificada que está ganando cuota de mercado en estos momentos. Mientras el coche eléctrico aún no es una opción viable para todos, el GLP ofrece una fórmula conocida, accesible y ya disponible en buena parte de la red de estaciones de servicio del país.

Y no hablamos solo de coches nuevos. Las conversiones de vehículos ya en circulación representan una parte esencial del crecimiento del GLP. Empresas como Ircongas han facilitado ese paso a cientos de usuarios que, sin cambiar de coche, han podido adaptarse a las nuevas exigencias urbanas y reducir su gasto en combustible.

El futuro del GLP en España

¿Hasta dónde puede llegar esta tendencia? A corto plazo, todo indica que el GLP seguirá creciendo, especialmente si las restricciones urbanas se intensifican y el precio del combustible convencional se mantiene elevado. También juega a su favor la creciente demanda de soluciones prácticas y económicas en un escenario de inflación persistente.

Con una cuota ya superior a la del diésel y una propuesta difícil de ignorar, el GLP ya no es una alternativa más, sino una opción consolidada dentro del mercado español. Y todo apunta a que su protagonismo seguirá creciendo en los próximos años.

Fuente: El Periódico