En términos de beneficio ambiental, el gas permite reducir del orden del 20% de Gases Efecto Invernadero en comparación con el diésel y, además, posee una infraestructura de distribución flexible y disponible para llegar a cualquier punto del país, lo que lo convertiría en un combustible de transición mientras se logra el objetivo de llegar a cero emisiones.
Con el propósito de demostrar la eficiencia del GLP en el transporte, Gasco ha iniciado una serie de pruebas en su propia flota de camiones de carga pesada para distribución. Según explica Claudio Córdova, gerente de Transporte GLP de Gasco, en la Región Metropolitana están operando con siete camiones de distribución que utilizan GLP como combustible.
“Ese proyecto obedeció a una decisión de Gasco de incorporar dentro de sus flotas vehículos que emitieran menos dióxido de carbono, material particulado y óxido de nitrógeno de manera de poder mostrar a dueños de flotas que existen alternativas de camiones urbanos con menores emisiones ya disponibles en el mercado nacional, con representación comercial y que son perfectamente replicables para empresas que hacen distribución urbana, como por ejemplo, paquetería, proveedores de supermercados, distribución de bebidas, etc., representando una solución ambientalmente disponible”.
En términos de beneficio ambiental, señala el ejecutivo, el gas permite reducir del orden del 20% de Gases Efecto Invernadero en comparación con el diésel, aporte relevante para una industria que está pensando en implementar sus proyectos de sustentabilidad, como una primera señal para transitar hacia combustibles distintos al diésel.
Otro elemento destacado por Córdova, es su logística de distribución, que dispone actualmente con capacidad e infraestructura para poder distribuir gas licuado desde Arica a Puerto Williams.
“El gas licuado cuenta con la infraestructura de almacenamiento y transporte para llegar a abastecer en forma segura estaciones de suministro de flotas en todo Chile, permitiendo reducir los costos operacionales y reducir las emisiones contaminantes. Por las características del gas licuado, es posible transportarlo a bajas presiones y almacenarlo por largo tiempo sin perder sus cualidades, permitiendo recargar un camión en forma similar a la recarga de diésel, en formatos de estaciones pequeñas, medianas y grandes.
Nuevas tecnologías para camiones como el hidrógeno o electromovilidad requieren crear la infraestructura de distribución, requiriendo masa crítica que demande esa energía, proceso que tomará algún tiempo para ser desarrollado”.
No obstante, agregó que en la compañía son conscientes del acelerado proceso de transformación tecnológica en el transporte, en el que se está produciendo una migración de combustibles más contaminantes a menos contaminantes, para llegar, probablemente, a cero emisiones, lo que posiciona al gas licuado como un combustible intermedio para alcanzar dicho objetivo.
“Este proceso de gradualidad en el que está circunscrito el GLP, lo vemos muy aplicado a ciertos segmentos del mercado, como el transporte pesado urbano y transporte pesado por carretera, el gas podría tener un rol mucho más relevante en sustitución de combustibles como el diésel, si hubiera, por ejemplo, un cambio en los gravámenes de impuesto específico que rige a ambos combustibles, permitiendo así reflejar la externalidad ambiental que cada uno genera.”