En unas pocas horas, incorporando un depósito de gas en el maletero, tu coche pasará a tener la etiqueta Eco.
Cuando el Gobierno dio luz verde al programa de subvenciones a la movilidad eficiente y sostenible (MOVES), la industria del gas licuado no daba crédito con que no fuera a parar ni un euro a los conductores particulares de vehículos GLP. Fue hace unos meses cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunció una serie de ayudas para empujar a los españoles a comprarse coches poco contaminantes, pero según denuncia el sector del gas licuado, a su energía «limpia y sostenible» le han dado la espalda. Solo otorgaron una pequeña cuantía a los vehículos pesados.
«No entendemos bien la obsesión de la Administración con el coche eléctricocuando el gas licuado es otra excelente solución al problema de la contaminación», asegura el presidente de GasLicuado, Xavier Martínez, en una entrevista con Libre Mercado. Esta asociación agrupa a las principales compañías que importan, envasan y comercializan autogas, propano y butano en España: Cepsa, Disa, Primagas, Repsol y Vitogas. El autogas es el GLP que se utiliza en los vehículos.
Martínez explica que la convivencia de los coches con combustible GLP «es perfectamente compatible con los eléctricos porque los dos persiguen el mismo objetivo, que es la reducción de emisiones». Como su alternativa también lo cumple, piden al Gobierno «neutralidad tecnológica» a la hora de elaborar su hoja de ruta para la llamada Transición Energética de España.
En la misma línea ha ido el director general de GasLicuado, Santiago Pérez, quien se mostró «preocupado» por el hecho de que «la Administración esté apostando por una sola energía, que es la energía eléctrica que provenga de renovables, cuando el GLP también es un complemento perfecto para la energía solar o la eólica». Por ello, el directivo ha pedido que «no se le pongan trabas ni dificultades» al gas licuado cuando es una alternativa que «puede mejorar la calidad del aire y actuar contra el cambio climático».
Dentro de la automoción, Pérez considera un error tener «una visión tan cerrada», cuando «hoy el GLP puede reducir de una forma rápida la contaminación de las ciudades«. Tanto es así, «que si todos los coches de la ciudad fueran GLP, la contaminación estaría en unos niveles tan poco dañinos que sería casi cero», añade. Para él, que su sector se haya quedado «completamente fuera del Plan MOVES» supone «una discriminación que lanza a los conductores el mensaje de que se tienen que comprar un coche eléctrico sí o sí». Aunque no lo hacen, apunta Martínez, porque las últimas medidas anticoche de los políticos han provocado que «los conductores estén desorientados» y opten por acudir al «mercado de segunda mano».
Entrar a Madrid Central con un coche viejo
Pero la protección del medio ambiente no es la única ventaja de los coches con combustible GLP. Para el bolsillo de los consumidores, el precio de esta energía es uno de sus grandes atractivos por muchos aspectos. El primero, es que comprar un coche nuevo GLP es más barato de media que uno eléctrico simplemente «porque nuestra tecnología está más desarrollada», matiza Martínez. El coste del combustible también es más económico en comparación con la gasolina o el diésel, ya que el litro de gas está sobre los 0,63 euros, mientras que los de los otros dos combustibles pueden superar los 1,20.
Y por último, la principal particularidad del GLP es que permite adaptar los coches antiguos a este combustible en unas pocas horas incorporando un depósito de gas en el maletero y convirtiéndolos en vehículos Eco. Todos los gasolina matriculados a partir de 2006 y los diésel, a partir de 2015 se pueden apuntar a esta transformación. «Convirtiéndose a GLP, los vehículos contarán con la autorización de entrar a Madrid Central y al resto de ciudades de más de 50.000 habitantes donde se va a restringir el tráfico en los próximos años», explica Martínez.
Aunque el peso de esta energía sólo representa al 2% del total del mix energético en nuestro país, las matriculaciones de autogas se han disparado con casi 12.000 nuevas unidades de enero a mayo, lo que ya suman cerca de 90.000 vehículos en total en España, un territorio que tiene 600 estaciones de repostaje.
Miles de usos
Pero este combustible gaseoso no sólo se presenta como una alternativa ecológica y económica para los conductores. Gracias a que el GLP es un gas que al meterse en recipientes pequeños pasa a estado líquido, supone una opción ideal para la ya famosa España vaciada, donde el resto de energías no llegan.
«Los recipientes pueden trasladarse a cualquier sitio sin necesidad de tener ninguna red, por lo que tiene una fantástica movilidad fuera de las zonas urbanas. Además, mejora sustancialmente la calidad del aire en comparación con otras de las energías intensivas en carbono que se usan en el mundo rural, como la leña, el carbón o el gasoil, y es más eficiente porque con menos materia prima obtienes más energía», explica el presidente de GasLicuado.
Al igual que los coches, también es posible convertir una caldera de gasoil en GLP. «Puedes aprovechar la misma o comprar una nueva. Contaminará menos y su combustible será más asequible», apunta Martínez. Las estufas, las barbacoas, las lavadoras o las vitrocerámicas son otras de las más de 2.000 aplicaciones del GLP. En la actualidad, 7 millones de hogares y comercios ya lo usan como su combustible principal.