El informe “Seguimiento del Objetivo de Desarrollo”, capítulo Energía, elaborado Banco Mundial, indica que Argentina y Uruguay son los países de América latina que tienen mayor cantidad de población con acceso a combustibles y estufas (incluye cocinas) limpias en la región.
La introducción viene bien para encuadrar el dato de que el 42,4% de los hogares residenciales de Argentina utilizan gas envasado, mientras que el resto opta por el gas por red o electricidad, según datos del último Censo 2022.
De esta forma se puede decir que la leña, a diferencia de otros países de América latina no tiene inserción como combustible diario en las tareas domésticas, y no se convierte en una competencia fuerte de gas envasado, como así también fuente de problemas de salud diversos.
En la Argentina el nivel de comercialización de GLP alcanza las 750 mil toneladas a través de cilindros de 10, 12 y 15 kilos, mientras que el propano, principalmente, a granel ronda las 450 mil toneladas anuales, según datos de la secretaría de Energía de la Nación.
Cómo se entiende el caso la inserción del gas envasado en la Argentina, por lo siguiente: por un lado, el autoabastecimiento a partir de una abundancia en la producción de gas natural y sus plantas refinadoras. A su vez, se le suma un precio bajo, a partir de la inyección de subsidios públicos, lo cual resulta de una buena accesibilidad para los sectores de menores recursos.
Por otro lado, la logística y la proliferación de plantas de envasado (hoy no tantas como en décadas anteriores) en distintos puntos del país, permitió una accesibilidad a los puntos urbanos más lejanos con cierta comodidad. Esta realidad es distinta a lo que indica el informe del Banco Mundial, realizado en el 2020, cuando explica que en el ámbito rural, casi el 50% usa leña como combustible primario.
Cómo están otros países.
Carlos Serrano es el Presidente Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Gas LP (Amexgas), y señaló que en su país, principalmente en el sureste, hay cerca de 20 millones de mexicanos que aún utilizan leña en sus hogares para cocción de alimentos y calentamiento de agua. Y argumentó que esta pobreza energética se explica por muchas razones, como es usos y costumbres, educación, condiciones económicas y sociales, entre otros.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) alrededor de 96 millones de mexicanos utilizan gas LP para esas tareas domésticas, mientras que 9 millones usan Gas Natural y menos de 2 millones electricidad.
Mientras que la leña es la fuente energética más usada en los hogares de Chile. Según datos del Ministerio de Energía, el 72% de las viviendas entre las regiones de O’Higgins y Aysén utilizan leña para calefacción y cocina, siendo el combustible más utilizado en el sector residencial. Se estima que el consumo anual es de unos 12 millones de metros cúbicos (9 millones de toneladas). Este consumo demanda, en promedio, que el 22% de los ingresos se destine para adquirir leña.
“Este alto consumo (de leña) se explica, principalmente, por las bajas temperaturas en la zona desde marzo hasta octubre, la alta demanda energética de las viviendas debido a su mala aislación térmica, el bajo precio de venta de este combustible en comparación a otros como gas, parafina y electricidad, su disponibilidad local y el arraigo cultural presente en la población. Este consumo doméstico de leña es una de las principales causas del alto índice de contaminación atmosférica en la ciudad, debido a que es responsable del 94,1% de las emisiones totales anuales de materiales particulados y otros gases. Esta contaminación es originada principalmente por la baja eficiencia de los calefactores, la mala aislación de las viviendas y el alto porcentaje de humedad en la leña consumida (Ortega et al., 2016)”, explica Camila Paz Reyes Bram, en su estudio “Cultura de leña consumo y almacenamiento”, producido para la Universidad Católica de Chile.
Se estima que en Colombia hay 1,4 millones de hogares que aún usan leña, desechos, carbón o basura para cocinar y son estos los que se busca convertir a combustibles más eficientes y menos contaminantes, cifra que engloba a 5,4 millones de personas. Es decir, más del 10% de la población de este país.
Para mitigar el uso de leña, las cámaras empresarias que agrupan a las envasadoras realizan un intenso trabajo con las autoridades nacionales para que apliquen en los sectores más vulnerables distintos subsidios para la compra de gas envasado.
Además, para el 2050, el Gobierno y la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) esperan erradicar el consumo de leña y otros energéticos contaminantes de las cocinas del país. Para esto, la Unidad presentó el Plan Nacional de Sustitución de Leña, que propone el uso de electricidad, GLP, gas por redes y biogás en esos hogares.
En Brasil, en un informe gubernamental, precisó que la leña aún ocupa el segundo lugar en la matriz residencial, con una participación del 26,1%, seguida por el GLP envasado con un 24,4%. En primer lugar se encuentra la electricidad.
Fuente: americaglp.com