El objetivo del expresidente Donald Trump de convertir a Estados Unidos en una potencia energética aún mayor implica que el Canal de Panamá desempeñará un papel cada vez más relevante en el transporte de exportaciones de petróleo y sus derivados en todo el mundo.
Actualmente, EE. UU. ya es el mayor exportador de energía del mundo. El canal ha sido clave para el envío de gases licuados del petróleo (GLP) desde las refinerías de la Costa del Golfo hacia mercados en crecimiento en Asia. El GLP es fundamental para muchas aplicaciones industriales, además de ser un combustible popular para parrillas, chimeneas a gas y calentadores portátiles.
La producción de productos derivados del petróleo, incluido el GLP, ha ido en aumento gracias a la técnica del fracking, que ha incrementado la extracción de petróleo y gas en la Cuenca Pérmica, ubicada en el oeste de Texas y el sureste de Nuevo México. El lema de la administración Trump, «perforar, simplemente perforar», promovió una mayor exploración tanto en yacimientos de esquisto como en alta mar, al eliminar regulaciones y abrir tierras federales a la producción energética.
Al mismo tiempo, la Autoridad del Canal de Panamá busca atraer más embarques de GLP. Los productos energéticos ya representan cerca del 34 % de los tránsitos por el canal, según datos de la entidad para el año fiscal terminado en septiembre. Se espera que las exportaciones energéticas desde EE. UU. se dupliquen para finales de esta década, y gran parte de ellas podría transitar por el canal.
La autoridad ha reactivado un plan para construir un oleoducto que transporte GLP desde los barcos en el Atlántico hasta los del Pacífico, cruzando el istmo. La semana pasada finalizó un estudio preliminar de viabilidad para instalar el gasoducto a lo largo de los 82 kilómetros del canal.
«Estamos evaluando la posibilidad de tener un gasoducto para trasladar algunos de los productos energéticos que vienen desde la Costa del Golfo (de EE. UU.) hacia Asia, como una forma de complementar la operación del canal», dijo Ricaurte Vásquez Morales, administrador del Canal de Panamá, en una entrevista con Barron’s.
Vásquez señaló que trasladar el GLP por medio del gasoducto permitiría liberar espacio para más tránsitos de buques metaneros que transportan gas natural licuado (GNL), otra exportación energética estadounidense que se espera crezca rápidamente durante esta década. El GNL es gas natural que se enfría hasta estado líquido, lo que facilita su transporte por barco.
El gasoducto convertiría al Canal de Panamá en una arteria comercial aún más crítica para la energía de EE. UU., en un contexto de tensiones con el gobierno de Trump. El expresidente llegó a declarar que el canal debería ser devuelto a EE. UU., que lo entregó a Panamá en 1999 como parte del Tratado Torrijos-Carter de 1977. Panamá sostiene que el canal debe seguir siendo panameño.
«Si no fuera por la expansión del Canal de Panamá en 2016, los intereses estadounidenses en el fracking gastarían mucho más de lo que gastan actualmente para enviar productos a Asia», dijo John Feeley, exembajador en Panamá. Ese año, el canal finalizó un proyecto de ampliación que duplicó su capacidad de carga y permitió el paso de buques más grandes.
Vásquez afirmó que la atención que ahora recibe el canal ha facilitado el interés en su propuesta del gasoducto. «Sabemos que hay un mercado», dijo. Los tránsitos de buques transportando GLP han alcanzado hasta 1.500 al año.
El gobierno panameño vendió 64.000 acres a la autoridad en el lado occidental del canal hace dos años. La intención es utilizar parte de ese terreno para construir el gasoducto. La entidad estudia actualmente cómo estructurar legalmente una concesión o alianza, ya que no puede ejecutar el proyecto por sí sola.
Vásquez mencionó que ya existe un “interesado que ha presentado una propuesta”, aunque no reveló el nombre de la empresa. La estadounidense Energy Transfer, con sede en Dallas, informó en 2021 que realizaba un estudio de factibilidad para un gasoducto de GLP en Panamá. La empresa no respondió a la solicitud de comentarios de Barron’s sobre el proyecto actual.
“EE. UU. se ha convertido en un enorme exportador de GLP, y el GLP es esencial como materia prima para la petroquímica”, explicó Ed Morse, asesor sénior de Hartree Partners. “El mundo ha pasado de una economía basada en combustibles de transporte a una que ahora depende cada vez más de la electricidad y los productos petroquímicos”.
Morse añadió que, a medida que los pozos petroleros envejecen, producen más gas y líquidos del gas natural, por lo que la Cuenca Pérmica seguirá siendo una gran fuente de GLP.
Tras enfrentar una de las peores sequías de su historia el año pasado, la autoridad del canal considera que el gasoducto sería una solución para garantizar el transporte de energía en caso de futuras restricciones hídricas que limiten el tránsito de embarcaciones. Actualmente, los niveles de agua están en su punto más alto para esta época del año en los últimos cinco años.
Según S&P Global, en su perspectiva petrolera de marzo, la demanda mundial de GLP aumentó en 263.000 barriles por día en 2024 (promedio anual) y se espera que aumente otros 416.000 barriles por día en 2025. EE. UU. es el mayor exportador de GLP del mundo.
De acuerdo con la Administración de Información Energética de EE. UU. (EIA), las exportaciones de propano y butano hacia Asia continuarán creciendo —estos dos compuestos son los ingredientes clave del GLP—. La entidad destaca que los precios estadounidenses son relativamente bajos en comparación con los mercados internacionales.
Fuente: Barrons