Estados Unidos sancionó a más de 50 personas, entidades y buques acusados de facilitar la venta de petróleo y gas licuado de petróleo (GLP) iraní, en el marco de la estrategia de la administración Trump de seguir endureciendo la presión financiera sobre Teherán.
Las sanciones apuntan a casi dos docenas de buques, a una terminal de crudo en China y a una refinería independiente (conocida como teapot refinery) también en China, a la que el Tesoro acusa de haber movido cientos de millones de dólares en GLP para Irán.
El Tesoro indicó que Shandong Jincheng Petrochemical Group, una refinería independiente en la provincia de Shandong, ha comprado millones de barriles de petróleo iraní desde 2023, recibiendo los envíos —valorados en cientos de millones de dólares— a través de la llamada flota en la sombra de Irán.
Asimismo, la terminal de crudo Rizhao Shihua, con sede en China, fue incluida en la lista negra por aceptar más de una docena de esos buques de la flota en la sombra.
“El Departamento del Tesoro está degradando el flujo de efectivo de Irán al desmantelar elementos clave de su maquinaria de exportación energética”, declaró el secretario del Tesoro, Scott Bessent, en un comunicado.
“Bajo la presidencia de [Donald] Trump, esta administración está interrumpiendo la capacidad del régimen de financiar grupos terroristas que amenazan a Estados Unidos”.
Las sanciones constituyen la cuarta ronda de la segunda administración Trump contra refinerías con sede en China acusadas de comprar petróleo iraní. Se suman a la inclusión en la lista negra, el pasado 22 de agosto, de facilitadores del comercio petrolero de Irán y, el 30 de julio, de una red de decenas de individuos, entidades y buques que conforman la red de transporte iraní.
Estas medidas continúan la campaña de “máxima presión” de Trump, que en su primer mandato no logró llevar a Irán de regreso a la mesa de negociación para un nuevo acuerdo.
La política punitiva se lanzó inicialmente en 2018, cuando Trump retiró a Estados Unidos del histórico acuerdo multinacional impulsado durante la era Obama, que buscaba impedir que Irán desarrollara un arma nuclear. A cambio, Trump intentó negociar un pacto propio. La estrategia de sanciones y otras medidas pretendía obligar a Irán a reanudar conversaciones sobre un nuevo acuerdo. Sin embargo, Irán continuó avanzando en su programa nuclear.
La anterior administración Biden intentó reactivar las negociaciones para restablecer el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), pero esas posibilidades se desmoronaron tras el ataque del grupo Hamas —respaldado por Irán— contra Israel el 7 de octubre de 2023.
La segunda versión de la campaña de máxima presión se lanzó el 4 de febrero, con la firma por Trump del Memorando Presidencial de Seguridad Nacional 2, cuyo objetivo es “imponer la máxima presión sobre el régimen iraní para poner fin a su amenaza nuclear, limitar su programa de misiles balísticos y detener su apoyo a grupos terroristas”.
Esta nueva etapa pone mayor foco en la ayuda de China a Irán, en sanciones secundarias y en la red de transporte marítimo clandestina de Teherán.
Las sanciones anunciadas este jueves coincidieron con otras medidas del Tesoro contra una red de individuos y empresas que ayudaban a Irán a evadir sanciones estadounidenses. Asimismo, a comienzos de este mes, se incluyó en la lista negra a 44 individuos y compañías acusados de participar en el programa nuclear iraní y en la red de adquisición de armamento.
Fuente: UPI.com