En Vaca Muerta se encuentra la segunda reserva de gas no convencional del mundo, un recurso clave para la transición energética cuya demanda sigue creciendo.
Es una industria sumamente competitiva que requiere del desarrollo de muchísima infraestructura. Sin embargo, la guerra de Rusia con Ucrania puso en jaque el rol del primero como el mayor exportador de gas a Europa y cada vez más países buscan diversificar sus fuentes de energía para asegurarse el abastecimiento.
Argentina, que tiene la meta de exportar 30 mil millones de dólares anuales para 2030, tiene una oportunidad única porque se calcula que alrededor del 50% podría provenir de la exportación de gas licuado. El proyecto Argentina LNG, que abarca toda la cadena de valor del gas —desde su producción en la cuenca neuquina hasta su transporte por gasoductos y su procesamiento en una futura terminal que se ubicará en Sierra Grande, Rio Negro— se presenta como una pieza clave en este plan estratégico. Descubrí el proceso detrás de este importante desarrollo.
En palabras simples, el fin de Argentina LNG es que el gas extraído de Vaca Muerta viaje a través de gasoductos a una planta de licuefacción, y de ahí, al mundo. Para llevarlo a cabo se requiere una inversión de casi 30 mil millones de dólares y socios estratégicos como PETRONAS. Se desarrollará en dos etapas para poder abastecer lo más pronto posible la demanda creciente de GNL.
El proceso del gas natural y cómo se convierte en GNL
La conversión a GNL facilita el almacenamiento, y a su vez, amplía el alcance del mercado y el comercio internacional porque permite transportar grandes volúmenes de gas a destinos que no están conectados por gasoductos. Este es el proceso.
Una vez identificados los yacimientos de gas natural mediante métodos geofísicos y sísmicos se hacen los pozos. En el caso de Vaca Muerta, que es una formación no convencional, se perfora un pozo vertical hasta la formación de esquisto y luego se hace una perforación horizontal
sobre esta.
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