A muchos hogares antioqueños el servicio de gas llega por red domiciliaria: basta con abrir la llave de paso y encender la estufa, o abrir la ducha para usarlo. No obstante, 669.626 familias, el 31% de la población que usa el gas, dependen de los camiones que distribuyen cilindros, una cifra que ubica al departamento como el primero en este tipo de consumo en todo el país.
El dato fue entregado por Gasnova, Asociación Colombiana del GLP (gas licuado de petróleo), que también informó que Antioquia registra ventas anuales por 106,9 millones de kilos, un 17 % del total nacional, con 603 millones de kilos.
En segundo lugar quedó ubicado Nariño, con 5,5 millones de kilos y luego Cundinamarca, con apenas 3,95 millones de kilos de GLP consumidos.
Las razones del alto uso
“En Antioquia, donde hay tantas montañas, construir gasoductos, como los que requiere el gas natural para su transporte, resulta costoso e ineficiente. Esto hace que los usuarios prefieran los cilindros por versatilidad y facilidad de transporte, que lo hacen viable, tanto en centros urbanos, como en zonas rurales de difícil acceso”, comentó Alejandro Martínez Villegas, presidente de Gasnova.
Otras variables que afectan la llegada de redes domiciliarias son la distancia entre la población y el gasoducto, o la baja densidad poblacional que no es conveniente para empresas como EPM, por el alto costo de transportar el gas a los usuarios. Lo cual, según Martínez Villegas, explica que regiones como Urabá o el Oriente registren un alto consumo de GLP (ver mapa).
Gasnova explicó que las ventajas de accesibilidad de los cilindros, al no tener que hacer instalaciones, ni depender de redes internas o cargos mínimos mensuales, son las principales razones por las cuales esta modalidad aún es vigente y no será desplazada por el gas natural domiciliario.
Juan Fernando Prieto, presidente de Asociados Estaciones de Servicio Colombia, opinó que el GLP está lejos de descartarse aunque empresas de servicios públicos avancen en la adecuación de redes.
“El uso de gas en cilindros tiene un fuerte impacto para el campesino en zonas rurales, a un precio más o menos racional. Por eso es común ver en los pueblos los camiones repartidores de este servicio”, expresó.
En la vereda Río Arriba, de Belmira, Yurley García lleva 10 años usando GLP. En su hogar, de cuatro personas, el cilindro de 33 libras (15 kilos) dura más de dos meses y lo usa para cocinar y hervir el agua que no es potable.
Cada que se termina desembolsa $60.000 para que le lleven uno nuevo y, cuando hay dinero, suelen tener otra unidad o dos de reserva “por si las moscas”.
En el casco urbano, muchos de sus vecinos ya migraron a la red domiciliaria, pero en su zona es difícil la instalación que, según EPM, costaría $1.500.000 y puede ser financiada hasta en 120 meses en estratos del uno al cuatro.
“A uno siempre le da susto esa pipeta en la casa, por los niños. Me parece más cómoda la red, sin estar pensando en que se va a acabar”, confesó Yurley.
Las redes de EPM
En 20 años la compañía ha llevado el gas natural a 112 municipios antioqueños, lo que representa haber conectado 1.200.000 hogares e industrias. Para llegar a otras regiones también presta el servicio de gas natural comprimido, que lleva en carros acondicionados. Así han logrado llevar el gas a La Ceja, o a corregimientos como Sucre, en Olaya.
Con base en las tarifas de EPM en Medellín, en una familia de cuatro personas de estrato dos (subsidiado), los 32 metros cúbicos que consumen en promedio en dos meses, les cuesta $28.000, una cifra que sigue siendo más baja que los $60.000 que debe pagar Yurley por un cilindro de GLP que, según Gasnova, en Antioquia no tiene subsidio.