La industria del Gas Licuado de Petróleo (GLP) desempeña un papel vital en América Latina, proporcionando una fuente de energía accesible y versátil para millones de personas en toda la región. Ya sea para cocinar, calentar ambientes, generar energía eléctrica, abastecer vehículos o alimentar procesos industriales, el GLP se ha convertido en un pilar fundamental de la vida cotidiana y del desarrollo económico en América Latina.

En las áreas rurales y comunidades de bajos ingresos, es la alternativa más segura y limpia para sustituir combustibles tradicionalmente ineficientes y contaminantes, como la leña o el carbón. Garantizar el acceso al GLP para esta parte de la población significa mejorar la calidad de vida de estas familias, proporcionando confort térmico durante los meses más fríos, reduciendo el tiempo dedicado a la recolección de leña y, principalmente, evitando la proliferación de enfermedades respiratorias que provocan muertes prematuras de miles de personas.

Con esta pequeña introducción, podemos percibir la importancia del GLP para la economía y el bienestar de la población en América Latina. Su accesibilidad y versatilidad lo convierten en un importante igualador social, permitiendo que personas de diferentes orígenes y condiciones socioeconómicas puedan disfrutar de los beneficios de una energía segura y confiable.

Además de sus impactos sociales y económicos, el GLP también ofrece beneficios ambientales significativos. Como una fuente de energía más limpia que muchas alternativas tradicionales, el GLP puede ayudar a reducir la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la mitigación del cambio climático y a la mejora de la calidad del aire en áreas urbanas y rurales, siendo un excelente aliado para una transición energética justa en nuestra región.

Para que la industria de GLP pueda seguir contribuyendo al desarrollo económico y social en la región, es fundamental que sigamos invirtiendo para garantizar el acceso universal a este recurso esencial. Solo en un ambiente favorable, que proporcione seguridad jurídica y regulatoria, la industria podrá seguir invirtiendo en la mejora de la infraestructura existente, ampliando la capacidad de producción, distribución y almacenamiento, además de incentivar la investigación y el desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles.

En este sentido, vemos con preocupación determinadas iniciativas en la región que fomentan inestabilidad y alejan a los inversores de calidad. El acceso abierto a instalaciones de llenado, así como la creación de entidades que tendrían la función de promover y desarrollar la infraestructura existente en el sector, pero que en realidad desean controlar e incluso incorporar infraestructura existente que pertenece a las empresas privadas, crean inseguridad y alejan la inversión privada local y no son atractivas para inversores externos, que necesitan previsibilidad, confianza y estabilidad, elementos esenciales para que consideren asignar recursos en proyectos a largo plazo.

En resumen, la creación de un ambiente de seguridad jurídica y regulatoria es esencial para el crecimiento y la sostenibilidad de cualquier industria, y el sector de GLP no es diferente. Los gobiernos y las agencias reguladoras tienen la responsabilidad de proporcionar un marco jurídico claro y un sistema regulatorio eficiente, garantizando previsibilidad y estabilidad para los inversores. Con estas bases sólidas, nuestra industria puede atraer las inversiones necesarias para innovar y expandirse, proporcionando una energía segura, confiable y sostenible para todos los consumidores en América Latina.