La transición energética se ha convertido en una necesidad urgente frente a los desafíos actuales relacionados con el cambio climático y la dependencia de los combustibles fósiles. El uso continuo e intensivo de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, ha contribuido significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero y al calentamiento global. Ante este escenario, la descarbonización de la matriz energética, es decir, la reducción de las emisiones de carbono provenientes de la generación de energía se ha convertido en una prioridad global. Por lo tanto, la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía más limpias y renovables es crucial para mitigar los impactos ambientales y promover la sostenibilidad, así como para limitar el calentamiento global por debajo del límite establecido en el Acuerdo de París.

Para lograr una transición energética completa y efectiva, es necesario diversificar la matriz energética, buscando una combinación de fuentes sostenibles y bajas en carbono. Cada fuente de energía tiene características específicas y ventajas en diferentes sectores y aplicaciones, y su combinación adecuada es esencial para satisfacer las demandas energéticas de manera sostenible y eficiente. Es importante explorar combinaciones de fuentes renovables, como la energía solar, eólica e hidroeléctrica, pero también considerar opciones como el GLP (Gas Licuado de Petróleo), que emerge como una pieza clave en la transición hacia una matriz más limpia y sostenible.

El GLP, compuesto principalmente por propano y butano, se presenta como una alternativa estratégica en la búsqueda de la descarbonización. En comparación con los combustibles fósiles convencionales, se quema de manera más limpia, generando menos emisiones de dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y material particulado. Además, es altamente eficiente y versátil, pudiendo ser utilizado en diversas aplicaciones, desde la calefacción residencial y comercial hasta la generación de electricidad, la industria y el transporte.

Los beneficios del GLP en la transición energética se relacionan de la siguiente manera:

  1. Reducción de emisiones: El GLP tiene bajo contenido de azufre y emite de manera más limpia en comparación con otros combustibles fósiles, lo que contribuye a la reducción del impacto ambiental y de los gases de efecto invernadero.
  2. Infraestructura existente: La infraestructura para el almacenamiento, distribución y uso del GLP ya está ampliamente establecida en muchas regiones, lo que facilita su adopción y transición hacia este combustible.
  3. Capilaridad y portabilidad: Le otorgan al GLP características únicas, lo que permite que llegue incluso a las áreas más remotas de nuestros territorios.
  4. Compatibilidad con tecnologías de bajo carbono: El GLP se puede utilizar junto con tecnologías de energía limpia, como sistemas de cogeneración y celdas de combustible, promoviendo una integración eficiente de fuentes sostenibles.
  5. Versatilidad y accesibilidad: El GLP es un combustible versátil que se puede utilizar en diversas aplicaciones, y su disponibilidad global garantiza un acceso amplio y fácil.
  6. Seguridad: El GLP se almacena y transporta de manera segura, minimizando los riesgos asociados con la manipulación de combustibles convencionales.

Conclusión

La transición energética hacia una matriz más sostenible y de bajo carbono es crucial para enfrentar los desafíos del cambio climático. La descarbonización desempeña un papel central en este proceso, buscando reemplazar gradualmente los combustibles fósiles por fuentes de energía limpia y renovable. En este contexto, el GLP emerge como un protagonista, ofreciendo una solución viable y versátil.

Sin embargo, es importante destacar que actualmente Brasil enfrenta restricciones regulatorias que limitan el uso del GLP en ciertas aplicaciones y sectores, lo que impide su utilización en todo su potencial en la transición energética.

Una revisión de estas restricciones podría impulsar la transición energética en Brasil. Al flexibilizar las regulaciones y promover el uso más amplio y diversificado del GLP, el país podría aprovechar al máximo los beneficios de este combustible de baja emisión de carbono.

Al permitir el uso del GLP en otras aplicaciones, como la generación de energía eléctrica, calefacción residencial e industrial, además de su uso como combustible vehicular, estaríamos contribuyendo a la diversificación de nuestra matriz energética, promoviendo una transición más eficiente y ambientalmente responsable.

En este sentido, se requiere un esfuerzo conjunto del sector público y privado para revisar y flexibilizar las restricciones regulatorias sobre el uso del GLP en Brasil. Esta revisión brindaría al país una valiosa oportunidad de aprovechar sus beneficios, ayudando a avanzar hacia una matriz más sostenible y de bajo carbono.

Como sabemos, la transición energética es un desafío complejo, pero con acciones concretas, como la revisión de las restricciones al uso del GLP, podemos avanzar hacia un futuro energético más sostenible, beneficiando al medio ambiente y a las generaciones futuras. Para lograrlo, es fundamental actuar y contribuir a la construcción de un futuro con energía limpia y renovable.

Fabrício Duarte – Director Ejecutivo