El GLP sigue levantando pasiones, y cada vez más fabricantes y más clientes apuestan por este combustible alternativo. Te contamos 5 verdades y una mentira de este combustible.
El GLP, siglas de ‘Gas Licuado de Petróleo’ se ha convertido en los últimos años en uno de los combustibles con mayor crecimiento en nuestro país, constituyéndose como una excelente alternativa para aquellos clientes que buscan un combustible alternativo a los tradicionales diésel y gasolina. Pero, ¿lo sabes todo del GLP? Aquí te contamos cinco verdades y una mentira sobre él.
Primera verdad: el GLP es sensiblemente más barato que la gasolina. Gracias a diversas subvenciones de carácter europeo, repostar gas GLP resulta, a día de hoy, del orden de un 45% más económico que repostar gasolina. Segunda verdad: el GLP resulta más limpio en su combustión que la gasolina. Debido a su origen y composición, el GLP emite menos CO2, menos NOx y menos partículas. Su combustión, al realizarse ya en forma de gas, resulta más equilibrada y homogénea.
Tercera verdad: un vehículo con GLP es, a día de hoy, igual de seguro que un vehículo de gasolina o diésel tradicional. Su instalación es relativamente simple, el depósito en el que se almacena es extremadamente resistente. En caso de cualquier problema, el suministro de gas se corta inmediatamente, por lo que no hay más riesgo de explosión que el que puede haber en un coche normal.
Cuarta verdad: es necesario una revisión adicional cada cierto tiempo de todo el sistema de inyección y alimentación de GLP. Algunos pequeños componentes necesitan ser sustituidos, de la misma manera que sucede con un motor tradicional. Así, algunos filtros deben cambiarse cada cierto tiempo. Quinta y última verdad: un vehículo circulando con GLP consume alrededor de un 10% más que con gasolina, y su motor desarrolla aproximadamente un 5% menos de potencia.
Ahora, te vamos a contar una mentira que está demasiado extendida: cualquier vehículo puede equiparse con un sistema de inyección de GLP. No, no es cierto. En nuestro país, sólo los vehículos de gasolina posteriores a enero de 2000 (Euro 3) son susceptibles de equipar un sistema de GLP, y sólo aquellos homologados bajo la norma de emisiones Euro 4 o posteriores son calificados como ECO por la DGT.