Desde una perspectiva internacional, el mercado de Autogas en América Latina representa una oportunidad estratégica para avanzar hacia una matriz energética más limpia, accesible y económicamente viable. El Autogas se ha consolidado como una alternativa confiable a los combustibles líquidos tradicionales, contribuyendo a la reducción de emisiones contaminantes y al fortalecimiento de la seguridad energética en la región.

Las tendencias regionales apuntan a un interés creciente por parte de gobiernos y sectores privados en diversificar las fuentes de energía para el transporte. En países como México, Argentina, Colombia y especialmente Perú, el Autogas ha demostrado ser una solución eficaz para reducir costos operativos y mitigar impactos ambientales en el transporte público y privado.

Perú destaca como un modelo excepcional en el desarrollo del Autogas en la región. Su ecosistema está conformado por una cadena bien articulada que incluye fabricantes de automóviles adaptados de fábrica, una red amplia de estaciones de servicio, talleres de conversión certificados y un marco regulatorio moderno que ha impulsado la expansión sostenible del sector. Gracias a esta estructura integral, el mercado peruano de Autogas mantiene un crecimiento estable, consolidándose como una referencia para otros países de la región.

A pesar de su potencial, el mercado enfrenta desafíos estructurales. La falta de incentivos fiscales estables y la necesidad de mayor infraestructura de abastecimiento limitan su expansión. Además, la competencia con nuevas tecnologías, como la electrificación del transporte, puede desviar la atención política y financiera de soluciones inmediatas, viables y escalables.

Existen claras oportunidades para consolidar el GLP como una alternativa energética sostenible en la movilidad regional. En primer lugar, su perfil ambiental favorable —menores emisiones de CO₂ y contaminantes locales frente a los combustibles tradicionales— lo posiciona como una opción clave para mejorar la calidad del aire urbano. En segundo lugar, su infraestructura existente y su bajo costo operativo permiten una rápida adopción sin requerir inversiones disruptivas.

Además, el GLP puede cumplir una función de transición justa hacia una movilidad más limpia, especialmente en contextos donde la electrificación aún enfrenta limitaciones económicas y técnicas. La posibilidad de integrar el GLP con políticas de movilidad sostenible, como flotas urbanas limpias o esquemas de subsidios a conversiones certificadas, puede multiplicar su impacto ambiental y social.

En conclusión, el impulso al Autogas en América Latina dependerá de una coordinación efectiva entre gobiernos, industria y sociedad civil, así como del reconocimiento de su papel como tecnología puente hacia un transporte más limpio y accesible. Tomar como ejemplo el caso peruano y capitalizar las oportunidades de sostenibilidad puede acelerar el desarrollo regional de un mercado con beneficios inmediatos para la salud, la economía y el medio ambiente.

Desde la AIGLP, hemos trabajado activamente para impulsar el GLP en la región como una solución energética sostenible y un energético clave de la transición, articulando esfuerzos con actores públicos y privados para promover una movilidad más limpia, inclusiva y resiliente en América Latina.

Fabrício Duarte

Director Ejecutivo