El Autogás como vector de descarbonización accesible
En el contexto de la transición energética global y de los objetivos regionales de reducción de emisiones, el Autogás (GLP vehicular) emerge como una solución técnica madura, con beneficios ambientales inmediatos y viabilidad económica comprobada. Clasificado como un combustible alternativo de bajas emisiones, el GLP presenta una relación favorable entre costo-beneficio ambiental y capilaridad de infraestructura, posicionándose como una tecnología de transición hacia sistemas de movilidad sostenibles en los países latinoamericanos.
La penetración del Autogás en la matriz energética del transporte todavía es heterogénea en la región, pero las experiencias exitosas —notablemente el modelo peruano— demuestran que políticas públicas estables, alineadas con iniciativas del sector privado, pueden acelerar su adopción a gran escala.
Panorama regional: madurez heterogénea y potencial de expansión
La adopción del Autogás en América Latina se concentra en mercados como México, Perú y República Dominicana, y también avanza en otros como Colombia. En estos países, el combustible se ha utilizado predominantemente en el transporte urbano, en flotas de taxis, furgonetas y vehículos livianos, con un fuerte impacto en la reducción de costos operativos (hasta un 40% en comparación con la gasolina) y en la mitigación de emisiones locales (NOx, material particulado y CO₂).
Según estimaciones del sector y datos de agencias nacionales de energía, el mercado de Autogás de la región aún está subutilizado en relación con su capacidad instalada. La tasa de motorización compatible con GLP, los precios relativos de los combustibles líquidos y el marco regulatorio son los principales factores que explican esa variabilidad.
El caso peruano: un modelo de gobernanza y eficiencia sectorial
Perú constituye un referente regional en la articulación de una cadena de valor sólida para el Autogás, que abarca:
- Fabricantes de vehículos OEM (convertidos de fábrica) y kits de conversión certificados;
- Una red de abastecimiento con más de 1500 puntos de suministro homologados;
- Talleres de conversión autorizados con protocolos técnicos rigurosos;
- Regulación integrada y alineada con las políticas de movilidad urbana sostenible.
Este ecosistema integrado ha permitido a Perú alcanzar una tasa de crecimiento anual del segmento superior al 10% durante la última década, consolidando al Autogás como una solución de mediano plazo dentro de su estrategia energética nacional.
Barreras estructurales para la expansión regional
A pesar de sus ventajas técnico-económicas, la difusión del Autogás en América Latina enfrenta obstáculos importantes:
- Incertidumbre fiscal: la falta de incentivos estables y previsibilidad tributaria limita el interés de consumidores e inversores;
- Infraestructura desigual: la cobertura de abastecimiento es irregular y frecuentemente concentrada en zonas urbanas de alta densidad;
- Competencia tecnológica asimétrica: el enfoque político y financiero en torno a la electrificación —aunque deseable a largo plazo— a menudo descuida soluciones viables de impacto inmediato, como el GLP.
Además, la percepción pública e institucional del GLP aún está marcada por el desconocimiento técnico o prejuicios asociados a los combustibles fósiles, lo que requiere acciones estratégicas de comunicación y capacitación técnica dirigidas a los tomadores de decisiones.
Oportunidades estratégicas para la integración regional del GLP vehicular
La consolidación del Autogás como alternativa energética requiere políticas basadas en evidencia, con énfasis en:
- Costos nivelados de energía (LCOE) competitivos frente a otros vectores energéticos;
- Sistemas de incentivo a la conversión vehicular, con criterios técnicos y ambientales definidos;
- Compatibilidad regulatoria entre países, para fomentar un mercado regional integrado de tecnologías e insumos;
- Modelos de negocio público-privados, como asociaciones público-privadas (APP) para abastecimiento o renovación de flotas mediante subsidios cruzados.
Adicionalmente, el GLP puede desempeñar un papel clave como combustible de transición en contextos donde la electrificación enfrenta limitaciones en infraestructura eléctrica, capacidad de red o poder adquisitivo. Su implementación puede ser complementaria a políticas de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y Programas de Transporte Público Verde.
Conclusión: El rol del Autogás en la matriz de movilidad de la transición
El desarrollo sostenible del mercado de Autogás en América Latina depende de una convergencia eficaz de factores técnicos, políticos e institucionales. Tal como lo demuestra el caso de Perú, la viabilidad económica del GLP vehicular, asociada a un marco regulatorio estable, infraestructura adecuada y una cadena de valor profesionalizada, puede generar impactos positivos inmediatos en la reducción de emisiones del transporte, especialmente en entornos urbanos de alta densidad.
En este contexto, la AIGLP ha desempeñado un papel fundamental como promotora de buenas prácticas en el sector. A través de la difusión de marcos regulatorios exitosos, el incentivo a la adopción de tecnologías seguras y eficientes, y el fortalecimiento de la capacitación técnica de operadores y responsables de políticas públicas, la AIGLP contribuye de forma decisiva al desarrollo institucional y técnico del mercado regional del GLP.
Por lo tanto, el Autogás debe ser reconocido no solo como una solución energética de corto y mediano plazo, sino también como un componente esencial de una transición energética justa, realista y técnicamente viable para América Latina.
Fabrício Duarte
Director Ejecutivo de la AIGLP