Los desafíos que enfrenta el país en torno al acceso al gas en las regiones del sur fueron expuestos en el I Foro Nacional “Masificación del Gas en el Sur”, organizado en el Colegio de Ingenieros del Perú que reunió a autoridades, representantes de la sociedad civil y expertos del sector energético.

Uno de los puntos más críticos expuestos en el evento fue el impacto ambiental generado por la continua dependencia de la leña y otros combustibles contaminantes como fuente de energía doméstica. Se advirtió que la tala masiva de árboles con fines energéticos continúa sin freno, agravando la degradación de los ecosistemas rurales. En las exposiciones cobró gran preocupación y relevancia las limitaciones normativas, regulatorias y estructurales que impiden la expansión del gas como fuente energética en los hogares más vulnerables del país.

“Cada año se talan más de 20 millones de árboles para que los hogares pobres y pobres extremos de la zona rural de la sierra y selva puedan obtener leña para el consumo domiciliario, sin que existan esfuerzos reales que eviten la deforestación, como fortalecer y ampliar el Programa Vale FISE para que más hogares en situación de pobreza y vulnerabilidad puedan acceder a una energía moderna como el gas licuado de petróleo-GLP. Esto tiene un impacto ecológico enorme que no podemos seguir ignorando”, afirmó Jovan Pastor Portocarrero, presidente de la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL), al referirse a las consecuencias ambientales de la falta de acceso al gas.

A este problema se suma una creciente preocupación por la salud pública. En el foro se recordó que el 17 % de las muertes en el país están asociadas a enfermedades crónicas pulmonares, generadas por la exposición prolongada al humo en espacios cerrados como consecuencia del uso de combustibles contaminantes para la cocción de alimentos y para la calefacción, una realidad cotidiana en hogares de zonas rurales y periurbanas que aún dependen de la leña, el carbón, la bosta, entre otros residuos para cocinar.

En cuanto a soluciones, se destacó el impacto del Programa Vale FISE como una herramienta clave para enfrentar la pobreza energética. Gracias a este subsidio, se ha logrado reducir de 47 % a 25% la pobreza energética, facilitando el acceso al GLP en diversas regiones del país. Sin embargo, el alcance sigue siendo limitado.

“El programa Vale FISE ha demostrado ser una solución efectiva, pero no podemos conformarnos. Todavía hay cerca de 10 millones de peruanos sin acceso al GLP, especialmente en la sierra y la selva, donde no van a llegar las redes de distribución de gas natural, pero si puede llegar de forma muy rápida, fácil, y económica el balón de GLP”, advirtió Jovan Pastor Portocarrero, presidente de la Sociedad Peruana de Gas Licuado (SPGL).

Por su parte, Arturo Vásquez, ex Viceministro de Energía y Director de GERENS señaló que debemos tener claro que las redes de gas natural van a llegar, por economía de escalas, a las ciudades donde haya mayor densidad poblacional; pero hay que tener presente que los hogares más vulnerables se ubican en las zonas rurales y periurbanas, y ahí la energía que llega es el GLP; por ello la importancia de impulsar políticas que reconozcan las complementariedad del gas natural y el GLP para erradicar la pobreza energética.

Frente a este panorama, los participantes coincidieron en la urgencia de convertir la masificación del gas en una prioridad nacional. Esto implica fortalecer los marcos normativos, y ampliar los incentivos para que el gas natural se desarrolle en ciudades con alta densidad poblacional y concentración, y el GLP se desarrolle en las pequeñas y medianas ciudades, en las zonas periurbanas, y en las zonas rurales de la sierra y la selva del Perú; generando con esta política una real protección del medio ambiente y de la salud de las familias peruanas más vulnerables.

Fuente: El Gas Noticias