Sin acceso regular al gas por tubería, los habitantes de Karachi encontraron una forma arriesgada y creativa de transportar gas de cocina: inflando enormes globos plásticos en distintos puntos de la ciudad.

En diversas regiones de Pakistán, especialmente en las zonas más pobres de Karachi, la escasez de infraestructura básica obliga a la población a buscar soluciones alternativas para satisfacer necesidades cotidianas —incluida la preparación de alimentos. Una de esas soluciones, tan ingeniosa como alarmante, se volvió viral en internet: los residentes están utilizando globos plásticos improvisados para transportar gas de cocina hasta sus hogares.

El método consiste en capturar el gas directamente de las tuberías callejeras, llenando grandes bolsas plásticas que luego son trasladadas manualmente o en bicicleta hasta las viviendas. La práctica ha llamado la atención por su simplicidad y eficacia ante la crisis, pero también ha generado serias preocupaciones en materia de seguridad.

Un arreglo improvisado que se ha vuelto rutina en barrios enteros

La escena parece salida de un experimento inusual: grandes globos transparentes flotando por las calles, guiados con cuidado por residentes hasta sus casas. ¿El contenido? Gas metano, el mismo que se utiliza en cilindros convencionales, recolectado clandestinamente de puntos de la red pública de distribución.

Estos “globos” son en realidad bolsas plásticas industriales de gran capacidad. Según los propios habitantes, cada carga puede abastecer una cocina doméstica durante varias horas, lo que los convierte en una alternativa temporal viable para quienes no pueden costear un cilindro regular.

La práctica es tan común que algunos puntos de recolección se han transformado en centros informales de “abastecimiento”, con filas de personas esperando su turno para llenar sus bolsas. A pesar de los riesgos evidentes, la alternativa persiste por ser la única opción disponible para muchas familias.

Gas por tubería irregular, cilindros costosos y pobreza estructural

La raíz de esta solución extrema está en la falta de acceso regular al gas por red. Aunque Pakistán cuenta con una red nacional de distribución, su infraestructura es frágil y no llega a una gran parte de las comunidades urbanas marginadas. Para empeorar la situación, los cilindros de gas convencionales se han vuelto demasiado costosos para las familias de bajos ingresos.

Con la inflación en alza y el desempleo en niveles récord, el uso creativo de estos globos representa una forma de resistencia silenciosa frente a la negligencia del Estado. No obstante, la creatividad del pueblo pakistaní pone en evidencia una dura realidad: la normalización del arreglo improvisado en contextos donde deberían existir políticas públicas básicas.

Las autoridades locales están al tanto de la práctica, pero evitan intervenir directamente, tal vez por temor a una revuelta social o por una omisión deliberada frente a la precariedad existente.

Riesgos de explosión, intoxicación y accidentes diarios

Expertos advierten que esta técnica es extremadamente peligrosa. El gas metano es inflamable y puede explotar fácilmente al contacto con chispas o calor. Además, el transporte sin válvulas ni ningún tipo de regulación aumenta el riesgo de fugas, lo que puede derivar en intoxicaciones o accidentes fatales en los hogares.

Ya se han registrado casos de pequeños incendios y, aunque no existen datos oficiales, el temor es constante en los barrios donde esta práctica se ha extendido. La ausencia de alternativas seguras, sin embargo, obliga a los habitantes a continuar utilizando este sistema pese a conocer los peligros.

Soluciones simples, problemas complejos

Este caso en Pakistán revela un problema global: la forma en que los países en desarrollo muchas veces obligan a su población a improvisar soluciones para sobrevivir ante la ausencia de servicios esenciales. La imagen de globos flotando con gas de cocina puede parecer curiosa o incluso cómica, pero encierra una tragedia silenciosa.

En lugar de criminalizar o ridiculizar a estos habitantes, la situación exige reflexión y acción internacional. El acceso a la energía doméstica es un derecho básico que, cuando se niega, puede conducir a alternativas peligrosas como esta —con riesgos reales para la vida y la seguridad pública.

Lo que podría parecer una solución ingeniosa es, en realidad, un reflejo crudo de la pobreza urbana en países como Pakistán. El transporte de gas en globos plásticos es, al mismo tiempo, un símbolo de resiliencia y una muestra del abandono estatal.

Fuente: Click Petróleo e Gás