Argentina produce más del doble del Gas Licuado de Petróleo (GLP) que consume, y esa sobreoferta, impulsada principalmente por el desarrollo de Vaca Muerta, no solo garantiza el abastecimiento interno, sino que también genera saldos exportables cada vez más significativos.

Mientras el consumo local ronda el millón y medio de toneladas anuales, el país exporta una cantidad similar, principalmente a Chile y Brasil, aunque se proyecta una expansión hacia otros mercados regionales como Paraguay, Perú y Colombia.

Según datos del Indec, las exportaciones de butano licuado aumentaron un 80% interanual en el primer bimestre de 2025, alcanzando los US$84 millones, mientras que las de propano crecieron un 64,6%, sumando US$79 millones.

“Con toda la producción adicional que va a generar Vaca Muerta, sobre todo de gas natural, que trae líquidos asociados como butano y propano, los saldos exportables van a crecer”, aseguró Pedro Cascales, presidente de la Cámara de Empresas Argentinas de Gas Licuado (CEGLA). Se estima que los pozos no convencionales tienen entre un 20% y un 30% de líquidos, casi el doble que los convencionales.

«Argentina va a seguir creciendo en exportaciones este año. Los excedentes están y la demanda regional existe. Hay margen para duplicar el volumen exportado en dos o tres años», aseguró Cascales.

El GLP se posiciona como una energía clave: es más limpia que otros combustibles, más fácil de transportar y ya abastece al 45% de la población argentina, especialmente en zonas sin acceso a la red de gas natural.

En el mercado interno, su formato más común es la garrafa de 10 kilos, aunque también se utiliza en cilindros de 45 kilos y en tanques a granel para industrias y comercios. “El GLP vehicular permite casi cuatro veces más autonomía que el GNC y tiene un costo de conversión más bajo. También ofrece un 30% de ahorro frente a la nafta”, indicó Cascales sobre las potencialidades aún no explotadas en el mercado local. Además, destacó su uso creciente en motores estacionarios, generación eléctrica y aplicaciones náuticas, y subrayó sus ventajas ambientales: “Es fácilmente transportable y su combustión es muy completa, lo que reduce enormemente las emisiones contaminantes”.

Expansión exportadora y transformación regulatoria en el sector energético

El incremento en las exportaciones de combustibles ha estado directamente vinculado a dos factores clave: el desarrollo del yacimiento Vaca Muerta y un proceso de desregulación sectorial iniciado en 2024. Con la implementación de la Ley de Bases, el Gobierno nacional eliminó los precios máximos en toda la cadena de producción y comercialización de Gas Licuado de Petróleo (GLP), marcando un cambio estructural en el mercado. Durante el presente año, esta política se profundizó al liberalizar las condiciones comerciales entre fraccionadores y proveedores.

Cascales destacó los efectos de esta apertura: «La competencia ha demostrado su eficacia, no solo entre los 28 fraccionadores activos, sino también entre cientos de distribuidores a nivel nacional«. Pese a la eliminación de controles de precios, la evolución del valor de la garrafa mostró una dinámica particular: desde aproximadamente 7.000 en febrero de 2024 hasturango entre 10.500 y $14.000 un año después, incremento que se mantuvo por debajo de la inflación acumulada en el período.

Las perspectivas sectoriales anticipan nuevas transformaciones. Según Cascales, «se espera la eliminación progresiva tanto del precio de referencia como del valor de paridad de exportación, dejando estos elementos completamente sujetos a las condiciones de mercado». Paralelamente, se evalúan modificaciones en regulaciones técnicas, particularmente en el sistema de gestión de envases —actualmente con más de 21 millones de unidades en circulación— cuyo mantenimiento e inspección decenal representa una inversión privada superior a los 30 millones de dólares anuales. Estas potenciales medidas buscan optimizar la eficiencia operativa y reducir costos en toda la cadena de valor.

Fuente: Diário Crónica