Aún son una parte poco significativa del parque, pero los vehículos a gas, en especial los de GLP, avanzan en las matriculaciones, al tiempo que aumenta la adaptación de coches convencionales H Ahorro en combustible y bajas emisiones, sus mejores bazas.

Ofrecen un significativo ahorro en el gasto que supone el combustible y reducen de forma notable las emisiones, por lo que son una alternativa mucho más sostenible frente a los carburantes tradicionales. Los vehículos de gas son todavía una parte muy pequeña del parque automovilístico pero comienzan a abrirse hueco como una alternativa más de movilidad. También en Extremadura.

Existen dos sistemas, el GLP (Gas Licuado del Petróleo, comercialmente Autogas) y el gas natural (GNC y GNL). Ambos son incompatibles entre sí, pero comparten el hecho de que se trata de coches ‘bifuel’, de manera que si se acaba el gas pueden seguir en funcionamiento consumiendo gasolina.

De ellos el GLP es el que más está acelerando su implantación. En la región el 2017 se cerró con un parque de algo más de seiscientos vehículos y, antes de completar el primer semestre del año, se han matriculado en la comunidad autónoma otros 36 (lo que supera ya la cifra del año pasado). Hasta abril se habían realizado, además, 22 transformaciones (una instalación en taller que permite a un vehículo tradicional usar este tipo de combustible), frente a las 24 de todo el 2017. En el conjunto del país son cerca de 60.000 los vehículos de esta clase.

A un coste que ronda los 0,70 euros el litro, y en un momento en el que la «gasolina y el gasóleo vuelven a estar a precios muy caros», el Autogas se ha convertido en una alternativa «realmente válida», señala Arturo de Miguel, responsable del Servicio Técnico de Automoción del Real Automóvil Club de España (RACE). Sobre todo teniendo en cuenta, agrega, que el vehículo eléctrico puro, la otra alternativa ecológica de movilidad, tiene que hacer frente aún a los inconvenientes que representan su mayor precio y su escasa autonomía (la del gas puede llegar hasta los 500 kilómetros).

«El rendimiento y la capacidad técnica del coche son iguales. El conductor va a tener prácticamente las mismas sensaciones», apunta este experto del RACE. Si bien considera que en motores diseñados para quemar «otros combustibles, no gas», no se puede descartar «cien por cien» que pueda haber algún tipo de problema mecánico, añade que «por mi experiencia con otros clubs de Holanda, Francia o Italia, donde está bastante extendido, es algo que funciona de maravilla». En cualquiera de esos tres países, y en otros como Alemania, Polonia o Reino Unido, la red de abastecimiento de GLP se encuentra ya en un nivel de desarrollo mucho más elevado que en el caso español. «Como alternativa a lo convencional y teniendo en cuenta lo que nos espera en las grandes ciudades, sobre todo a la hora del acceso, me parece una opción muy interesante», resume. Como inconvenientes, eso sí, señala que «hay que mirar mucho» la disponibilidad de estaciones que se tenga (en la región son nueve a día de hoy) o que las ITV son «más severas».

«El desarrollo del Autogas en Extremadura ha sido espectacular», sostiene Raquel Martín de Almagro, jefe de desarrollo de AutoGas de Repsol en Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha, quien hace hincapié en que la opción del GLP en movilidad es ya «una realidad consolidada». La de esta compañía es la enseña de ocho de las nueve estaciones que a día de hoy expiden este combustible en la comunidad autónoma —la restante es de Cepsa—. En conjunto, sus ventas han aumentado en el primer cuatrimestre un 38% en términos interanuales.

Dentro de los planes de Repsol está abrir otras cuatro estaciones de aquí a unos dos años en territorio extremeño, que estarán «principalmente en autovías, que es donde creemos que puede dárseles más uso», una vez que las cinco mayores poblaciones de la región ya cuentan con surtidores.

Auge del 400%

A nivel nacional, las matriculaciones de Autogas han aumentado más de un 400% en los cinco primeros meses del año respecto al mismo periodo del ejercicio pasado, hasta totalizar 5.675 unidades. Un incremento que Martín de Almagro atribuye a la creciente conciencia ecológica y a los precios «muy competitivos» de este combustible, pero también a «que casi en cualquier fabricante puedes encontrar ya modelos de Autogas al mismo precio que un vehículo diésel» o, incluso, algo por debajo.

En este sentido, varias marcas están apostando por lanzar al mercado estos vehículos, si bien hasta mediados de este año solo tres de ellas, Dacia, Fiat y Opel, acumulan el 89% de las nuevas matriculaciones en este segmento del mercado.

«Ya es otra opción más, como la de comprar un coche de gasolina o de diésel. Y el tema de la electricidad, a corto plazo no es una solución. Los vehículos eléctricos son bastante caros, no todo el mundo se los puede permitir, aparte de los problemas de abastecimiento y de la tardanza en cargar que necesitan esas baterías», apunta Valentín Liberal, presidente de la Agrupación de Talleres de Automoción de Cáceres.

Además de la de comprar vehículo nuevo, la otra opción es adaptar uno convenciónal para hacerlo ‘bifuel’, algo por lo que se están decantando sobre todo «particulares y muchos taxistas», precisa.

En la región hay unos cuarenta talleres que actualmente realizan este tipo de conversiones, aunque la mayor parte de ellas se concentran en media decena de establecimientos.

Uno de ellos es Libre Automotor, en Cáceres. Puso su primer kit de conversión en el 2012 y actualmente realiza varias transformaciones al mes. «Desde que los montamos no hemos tenido ni un solo cliente que nos diga que esto falla», afirma su gerente, Pablo Liberal.

A grandes rasgos, la conversión consiste en instalar un sistema de inyección y un depósito supletorio para el GLP —situado habitualmente en el hueco destinado a la rueda de repuesto—. Con este sistema el vehículo puede circular utilizando cualquiera de los dos combustibles indistintamente.

El precio ‘estándar’ de una conversión para un motor de cuatro cilindros ronda los 1.500 euros, «que en un año puedes haber amortizado». Además, agrega, desde Repsol se incentiva el cambio con una aportación en producto de 400 euros (500 para profesionales, taxistas por ejemplo).

Por normativa, debe tratarse de un coche matriculado a partir del 2001. El gerente de este taller cacereño recomienda hacerlo con los motores de gasolina, ya que aunque también existe la posibilidad de adaptar turismos diésel, el ahorro es sensiblemente menor. Compensa más, incide, mientras mayor es el gasto en gasolina, ya sea por el número de kilómetros que se realiza o por tener un vehículo con un consumo elevado. Además, aparte del ahorro en el combustible y de las bajas emisiones, Liberal resalta también que con la conversión «se alarga la vida del vehículo» que, además, «se revaloriza. Son todo extras».