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La leña y el peligro de la contaminación del aire doméstico: los perjuicios que van de la salud a la economía

El peligro de utilizar leña para cocinar y calentar residencias es una realidad para la mayoría de las familias en todo el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 40% de las familias queman combustibles de biomasa para obtener energía térmica. Esta, incluso, es una de las principales causas de la contaminación doméstica, ocasionada por la actividad de tareas domésticas. Según los datos de OMS, este tipo de contaminación es responsable por la muerte prematura de 3,8 millones de personas al año, principalmente, por el uso de combustibles sólidos, como leña, restos de maderas, estiércol, carbón, entre otros. Las muertes se deben a accidente cerebrovascular, cardiopatía isquémica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (DPOC) y cáncer de pulmón.

Cada vez es más evidente la necesidad de una transición energética doméstica sostenible. Según los especialistas, la evidencia muestra que, para que esto tenga éxito, necesitan aumentar los incentivos de políticas y programas para mejorar el acceso a combustibles más limpios. En América Latina, una de las alternativas más viables son los Gases Licuados de Petróleo (GLP). Se puede citar como ejemplo a Brasil, en que, actualmente, el GLP está presente en el 91% de los hogares brasileños, según Sindigás. Además de la seguridad, la quema de GLP no produce monóxido de carbono (CO) y no emite residuos que contaminen la atmósfera.

De acuerdo con el estudio “Proyecto Piloto: Levantamiento de estudios científicos sobre el uso de leña en América Latina”, de la Profesora Dra. Adriana Gioda, Coordinadora del Laboratorio de Química Atmosférica (LQA) de la PUC-RJ, en América Latina, 15 % de la población utiliza combustibles sólidos para cocinar y calentar sus hogares. Según el estudio, el uso de este tipo de combustible está asociado fuertemente a la pobreza, falta de acceso a combustibles limpios y la disponibilidad de biomasa en algunas regiones. Este índice varía de un país a otro o de una región a otra dentro del mismo país. En México, 4,1 millones de domicilios (15 %) usan leña, lo que corresponde a la exposición de aproximadamente 19 millones de personas. La previsión es que solo el 5% de estos usuarios dejarán de usar leña hasta 2030. En Chile, más de 10 millones de personas están expuestas a concentraciones de material particulado (PM2.5 – PM10) sobre los niveles aceptables. La principal fuente de emisiones en las ciudades del sur es el uso extensivo de leña en el sector residencial para cocinar y calentar las residencias. En Perú, 34 % de la población, aproximadamente 11 millones de personas, hace uso de leña y, consecuentemente, está expuesta a los contaminantes generados.

Con el uso de leña tan avanzado, como todavía ocurre, queda la cuestión del cuidado gubernamental de la salud de los ciudadanos. Sociedades que están expuestas a altos niveles de contaminación están enfermos. Personas enfermas debilitan la fuerza laboral de un país, ocasionando impactos también en la economía y en los sistemas de salud. Las alternativas existen y ya es hora de hacer un cambio sostenible.